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Escritora y periodista cubanas acusan a un artista plástico de Camagüey por ciberacoso

“Lisbeth yo sí te creo, te abrazo y pongo a tu disposición mi testimonio y estas capturas que dejo en los comentarios que llevo días tratando de recuperar”, compartió la periodista Yuliet PCa través de su página de Facebook

Artista cubano acusado de ciberacoso © Facebook del artista
Artista cubano acusado de ciberacoso Foto © Facebook del artista

Este artículo es de hace 3 años

La escritora Lisbeth Lima Hechevarría y la periodista Yuliet PC han compartido sendos testimonios por redes sociales en los que acusan a un artista cubano que las ha acosado a través de internet y redes de mensajería.

El caso de Lima Hechevarría fue expuesto en la página de Facebook de YoSíTeCreo en Cuba bajo su consentimiento y la denuncia fue redactada por Abel Guelmes Roblejo, amigo de la víctima y portavoz de las acciones emprendidas por esta ante el caso de ciberacoso.

Preocupado por “el tratamiento al acoso en nuestro sistema actual desde varios ángulos e instituciones”, el autor del escrito se propuso hacer público el caso de su amiga para que cambie la percepción de este fenómeno por parte de la sociedad y sus instituciones.

Tras una extensa y pormenorizada narración de los hechos, acompañadas de capturas de pantalla con los mensajes del acosador, el amigo de la afectada denunció la desprotección en la que se encontró Lima Hechevarría en el momento en que se decidió a denunciar el acoso que estaba sufriendo.

La versión de los hechos denunciados por la escritora fue confirmada por la experiencia personal que sufrió la periodista Yuliet PC, quien también fue víctima del mismo comportamiento violento del acosador.

“Lisbeth yo sí te creo, te abrazo y pongo a tu disposición mi testimonio y estas capturas que dejo en los comentarios que llevo días tratando de recuperar”, compartió la periodista a través de su página de Facebook.

Y es que, según la denuncia de Guelmes Roblejo, la escritora Lima Hechevarría parece no haber encontrado la misma sensibilidad y comprensión en las instituciones a las que fue a denunciar el acoso del que estaba siendo víctima.

La primera sorpresa se la llevó al acudir a ETECSA para denunciar al acosador. “En Etecsa, la propia mujer que atendió a mi amiga, en vez de compadecerse, casi que se burla de ella. Al final se compadeció de ella al verla tan afectada por este hecho”, relató Guelmes Roblejo.

Una vez informada del caso y con las pruebas del acoso en su poder, la empresa procedió a enviarle un mensaje SMS a su cliente “advirtiéndole que su número fue denunciado y que, si continuaba, le quitarían el servicio”. Ante tal decisión, la víctima protestó, pero le informaron que “es lo que está establecido”.

“¿Qué es eso? ¿A qué espera ETECSA? ¿Tiene este personaje que matar o violar a alguien para que le quiten el servicio?”, se pregunta el amigo de la escritora. Según su relato, en la Policía la reacción no fue diferete.

“Dos días tuvo que ir para realizar esa denuncia, más un tercero en el que fueron a su casa. Ya solo con eso podemos notar lo calmado que se lo tomaron”, denunció Guelmes Roblejo, ofreciendo detalles del sufrimiento de su amiga ante un instructor poco preparado que le hizo revivir la historia con todos sus detalles procaces una y otra vez mientras redactaba la denuncia.

Pero lo peor es que, después de atreverse a denunciar una situación tan violenta, los policías le dijeron que “aquello no era acoso”, ya que el presunto acosador nunca la había llegado a tocar físicamente.

“Lisbeth, sorprendida al escuchar esto, le explicó que aquello era inaudito y les preguntó si no conocían lo que era Ciberacoso. Los oficiales de la Policía de Santiago de Cuba sacaron un manual viejísimo… y le dijeron que lo que ella había sufrido era una injuria, no un acoso. Al final, le explicaron que lo que se penaliza en Cuba es la injuria, no el acoso. La denuncia terminó siendo por Injuria y no por acoso”, relató Guelmes Roblejo.

Luego de explicar las diferencias entre ambos tipos delictivos, el autor de la denuncia publicada en redes sociales confesó que se encontraba estupefacto y enfadado con el comportamiento y la percepción del problema por parte de las instituciones a las que acudió su amiga en busca de protección.

“Actuaron como lo tienen establecido, como máquinas incapaces de compadecerse con una joven asustada, y no tomaron otra medida que la redactada en un manual de más de cuarenta años. O sea, todos los cubanos hoy en día, estamos desprotegidos totalmente contra el acoso”, concluyó el amigo de Lima Hechevarría.

No obstante, en medio del desamparo institucional, la mujer y su amigo comprobaron que muchas otras víctimas del presunto acosador aparecieron y ofrecieron testimonio público del acoso sufrido.

“Todas estas mujeres que aparecieron, compartieron las tomas de pantalla de los celulares como pruebas físicas del acoso y humillaciones recibidas”, explicó Guelmes Roblejo. Tal fue el caso de la periodista Yuliet PC, quien en un gesto de solidaridad y valentía, hizo público su testimonio como víctima de un presunto acosador que se esconde detrás de su personaje de artista.

El pasado 8 de marzo el artista, identificado como Iván Carbonell Machuty, hizo una aclaración en su página de Facebook donde asegura que los testimonios en su contra son falsos.

"Todos ustedes saben que no soy persona de ofender con palabras groseras a nadie y nunca me inculcado esto en mi seno familiar, aprendí que la mujer es la flor más delicada y como tal la trato", comentó.

Varias de las mujeres que aseguran haber sido víctimas de ciberacoso por parte de él, compartieron capturas de los mensajes que habían recibido desde sus perfiles.

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