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Grandes Ligas suspenden a Atlanta como sede del Juego de Estrellas tras firma de ley de votación en Georgia

El comisionado Rob Manfred afirmó en un comunicado que “el mejor modo de demostrar nuestros valores como deporte es reubicar el All Star Game y el Draft de la MLB”.

Sun Trust Park, Atlanta. Opening Day, 2017 (Imagen de referencia) © Wikimedia Commons
Sun Trust Park, Atlanta. Opening Day, 2017 (Imagen de referencia) Foto © Wikimedia Commons

Este artículo es de hace 3 años

Las Grandes Ligas de Béisbol (MLB) anunciaron este viernes que no celebrarán el próximo Juego de las Estrellas en Atlanta, tal como estaba previsto, luego de que el Congreso del sureño estado de Georgia aprobara nuevas restricciones en las leyes de votación que, se estima, limitarían en particular el sufragio entre afroamericanos.

Tras sopesar su decisión en diálogo con el sindicato de jugadores, beisbolistas activos y exestrellas de ambas ligas, así como los equipos que integran la organización, el comisionado Rob Manfred afirmó en un comunicado que “el mejor modo de demostrar nuestros valores como deporte es reubicar el All Star Game y el Draft de la MLB”.

Se trata no solo de una advertencia directa, por parte de una gran empresa, a los republicanos de Georgia y de otros estados que buscan reproducir las condiciones para la histórica “supresión del voto” tras el resultado de las últimas elecciones, tal como han destacado varios medios de prensa en Estados Unidos.

Es también un importante paso adelante, social y políticamente hablando, en la trayectoria particular de una organización tenida en muchos aspectos por conservadora o tradicionalista, cuyos estándares reprueban habitualmente demasiados gestos (espontáneos) de sus atletas, mientras se rinde culto en los terrenos al militarismo y al nacionalismo religioso (God Bless America se escucha cada séptima entrada en la mayoría de los estadios).

MLB protagoniza ahora el último capítulo en la reciente emergencia de los grandes deportes profesionales como actores políticos de primer orden en Estados Unidos, más allá, por supuesto, de las posturas individuales de figuras históricas, como Mohammed Ali o John Carlos, y contemporáneas al estilo de Colin Kaepernick en el fútbol americano —el quarterback perdería su empleo en la NFL tras arrodillarse en 2016 durante el himno como protesta contra el racismo— o Lebron James en el básquet de la NBA.

El verano pasado, la NBA llevó adelante una campaña mediática de apoyo a las protestas masivas contra el racismo sistémico (“Black Lives Matter”, se leía sobre la duela en las canchas del complejo Disney de Orlando, que acogió la “burbuja” que permitió finalizar la temporada en medio del coronavirus).

A instancias del sindicato de jugadores y gracias a la voz de sus grandes estrellas, se alcanzó un compromiso que incluyó al comisionado Adam Silver y a los dueños de equipos para, justamente, combatir la supresión del voto en comunidades vulnerables y, sobre todo, en el contexto de la pandemia.

No solo se trató en aquel caso de una enorme campaña de influencia a través de la televisión y las redes sociales, sino también de iniciativas concretas (incluida donación y recaudación de dinero y la habilitación de las canchas de juego como sede electoral) con el objetivo de sostener la alternativa del voto por correo y de ofrecer seguridad al sufragio presencial.

Según destaca este viernes The New York Times (NYT), la disposición anunciada por MLB obedece, sobre todo, al lobby ejercido por grupos de derechos civiles y, en particular, por la Asociación de Jugadores de MLB (aunque incluso el presidente Joe Biden ha alzado su voz al respecto).

Puede decirse que Manfred ha lanzado la bola hacia campo de otras grandes corporaciones —Delta y Coca Cola, con sede en ese estado, han declinado tomar posición hasta el momento, indicó NYT— que podrían igualmente penalizar la marcha de los negocios en Georgia, uno de los más importantes campos de batalla durante los comicios de noviembre pasado.

Georgia (16 votos electorales) fue uno de los últimos escenarios en decidirse a favor de Biden, quien debió incluso esperar por un reconteo manual y una auditoría para certificar allí su victoria, luego de la escalada de impugnaciones y obstáculos legales puestos en marcha por el expresidente Donald Trump.

El hecho constatado de que, gracias a los votos en ausencia y proveniente de grandes zonas urbanas de Atlanta, Georgia pivotara con respecto a 2016 y contribuyera, decisivamente, al resultado final de las elecciones presidenciales, no hizo más que agravarse en enero último.

Entonces los dos escaños correspondientes a Georgia en el Senado de Washington terminaron, luego de una cerrada contienda que incluyó segunda vuelta, en manos de los demócratas Jon Ossoff y Raphael Warnock, lo que sustrajo el control mayoritario de esa cámara a los republicanos.

De manera que los conservadores en el Congreso estatal no iban a quedarse de brazos cruzados.

La nueva ley, firmada la semana anterior por el gobernador de Georgia, Brian Kemp, limita el uso de buzones (“drop boxes”), adiciona nuevos requerimientos de identificación para el “voto ausente”, otorga mayor poder sobre las elecciones a la legislatura local y convierte en un delito menor que se ofrezca comida y agua a los votantes mientras están en fila para ejercer su derecho al sufragio.

De cualquier manera, el paso dado por MLB al llevarse el All Star Game 2021 del Sun Trust Park, estadio de los Atlanta Braves, eleva una vez más la discusión sobre los derechos electorales a una escala nacional diferente a los corrillos legislativos y las desiguales esferas de influencia de los políticos profesionales, los grandes lobbistas y las diversas asociaciones por los derechos civiles.

Coloca nuevamente el asunto en el prime time de los deportes profesionales, apenas 24 horas después del Día Inaugural del béisbol en Estados Unidos.

La decisión anunciada por Manfred suena quizá como una campanada para millones de espectadores, pero sobre todo para sus grandes e influyentes partners comerciales y, con suerte, para los legisladores, no solo de Georgia, sino de Texas o Florida, donde también avanzan proyectos de ley bastante parecidos.

Por lo menos así suena en los oídos de estrellas afroamericanas y activistas como Lebron James, quien hace poco se anunciaba como uno de los dueños minoritarios de Boston Red Sox. “Orgulloso de llamarme hoy parte de la familia de #MLB”, escribió en Twitter etiquetando a la iniciativa “More Than a Vote” y con el hashtag #BlackLives Matter.

A su vez, otro mito del baloncesto, Magic Johnson, declaró: “Quiero aplaudir y extender un agradecimiento al Comisionado de MLB, Rob Manfred, por sacar el All Star Game de Georgia tras la firma por parte del Gobernador de una nueva y restrictiva ley de voto. ¡Eso es ser un líder y adoptar una postura firme!”.

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