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Desgarrador testimonio de un cubano que perdió por el coronavirus a su esposa embarazada en Matanzas

"¡Qué dolor tan grande es perderlos a los dos a la misma vez y el mismo día, y más dolor es saber que no te atendieron bien sabiendo en las condiciones que estabas, amor!", se queja el afligido padre

Lydda María Rivero junto al hijo de la pareja (i) y Lenier Miguel Pérez © Collage Facebook/Lenier Miguel Pérez
Lydda María Rivero junto al hijo de la pareja (i) y Lenier Miguel Pérez Foto © Collage Facebook/Lenier Miguel Pérez

Este artículo es de hace 2 años

Lenier Miguel Pérez, esposo de Lydda María Rivero, una joven embarazada de 23 años cuyo deceso por COVID-19 en Matanzas fue reportado esta semana, escribió un desgarrador texto en Facebook en el que denunció negligencia en la atención médica que recibió su esposa y confirmó la muerte del bebé que esperaban ambos, un varón al que pondrían por nombre Reinel Miguel.

En su estremecedor testimonio -que se ha viralizado en pocas horas y generado miles de comentarios- el esposo de Lydda María Rivero denunció graves fallas en la asistencia sanitaria que habría recibido la joven, y emplazó directamente a los doctores que la atendieron.

"¡Qué dolor tan grande es perderlos a los dos a la misma vez y el mismo día, y más dolor es saber que no te atendieron bien sabiendo en las condiciones que estabas, amor!", se quejó el afligido padre.

"Embarazada, con dolores, falta de aire, hasta me decías que nadie te visitaba, que pasabas mucha hambre. El primer día que te llevaron a ingresar al hospital desde por la mañana, hasta la noche y sin comer nada y te estuvieron peloteando porque tu cama estaba y de repente desapareció, y estuviste todo un día así", precisó.

Lenier Miguel confiesa su impotencia por no haber podido ir dado que él se encontraba aislado con el otro hijo de la pareja. "No fui porque iba a propagar la pandemia, según ellos, y al final no estás. Yo solo quería ayudarte. Sé que no podías ni caminar, mi vida. ¿A quién le ibas avisar si todos dormían y ni vueltas te daban en la noche?", se quejó.

El doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), reportó el fallecimiento el miércoles 7 de julio como la muerte de una embarazada, y acto seguido rectificó y dijo que era una puérpera en el momento del deceso, aunque no ofreció detalle alguno sobre el bebé.

La Iglesia Episcopal de Cuba extendió un mensaje de condolencias en el que lamentó "profundamente la pérdida de Lydda María Rivero González y su criatura que tenía 8 meses en su vientre". Lenier Miguel Pérez, el esposo de la víctima, es pianista de la Parroquia de la Trinidad en Los Arabos.

A continuación transcribimos, íntegramente, el estremecedor testimonio de Lenier Miguel Pérez por la muerte de su esposa

HOLA AMOR. Si tu supieras mi amor, cómo te extrañaremos.

Con la pena que vivo y ahora sin poder hablar contigo, mi alma se desespera y se desangrará cada día que no estarás a mi lado. Lo que me llena de fuerzas o la poca que tengo es gracias a nuestro hombrecito, que con mucha alegría hicimos y logramos tener.

Estoy muy agradecido con la compañía que me brindaste en los 9 años que estuvimos juntos. Fuiste mi mujer y mi compañera. ¿Recuerdas cuando te decía que eras hasta mi hija porque estuviste conmigo desde que tenías 14 añitos de vida? Te saqué de casa, te enseñé muchas cosas de la vida. De una forma u otra fui hasta tu padre. ¿Lo recuerdas, eh?

Sabes que donde quiera que estés siempre te llevaré en mi corazón y un día estaré junto a ti. Quiero que me recibas a tu lado el día que deje de existir. Mi última voluntad será que me lleven junto a ti donde quiera que estés. Dalo por hecho.

¡Qué dolor tan grande es perderlos a los dos a la misma vez y el mismo día, y más dolor es saber que no te atendieron bien sabiendo en las condiciones que estabas, amor!

Embarazada, con dolores, falta de aire, hasta me decías que nadie te visitaba, que pasabas mucha hambre. El primer día que te llevaron a ingresar al hospital desde por la mañana hasta la noche y sin comer nada y te estuvieron peloteando porque tu cama estaba y de repente desapareció, y estuviste todo un día así.

Te maltrataron mucho, mi corazón. No lo puedo creer, amor mío. ¿A quién tengo que acusar mi vida? ¿A quién? ¿Médico, dónde estabas tú, médico? ¿DÓNDE ESTABAS? Cuando ella te llamaba, te gritaba que tenía falta de aire y dolores y tú no contestabas. ¿DÓNDE ESTABAS MÉDICO ? Médico, cuando yo hablaba con ella que se agitaba mucho. A veces ella se ponía brava conmigo porque pensaba que yo quería cortar la conversación y solo te cuidaba, mi amor.

¿Médico, cómo yo me doy cuenta de que ella no podía hablar y tú no? ¿Por qué cuando aparecías le decías que era normal esa falta de aire y sin darte cuenta se estaba muriendo, médico? ¿QUÉ TIPO DE MÉDICO ERES, COÑO? ¿Para qué quieres ser médico si no lo haces bien?

Yo las pocas veces que pude hablar con ella le decía que protestara para que la atendieran y le dieran mejores condiciones en el estado que estaba.

Yo no podía ir, amor, porque estaba aislado con nuestro hijo y lo sabías, estamos muy cerquita, hasta nos veíamos de Ciencias Médicas al Faustino por el balcón.

Esta fue la última vez que te vi de lejos, y por no escaparme a luchar por tus derechos no estás ahora conmigo.

No fui porque iba a propagar la pandemia, según ellos, y al final no estás. Yo solo quería ayudarte. Sé que no podías ni caminar, mi vida. A quién le ibas avisar si todos dormían y ni vueltas te daban en la noche.

¡Qué mal, mi vida, qué decepcionado de mis médicos estoy coñooooo!

No quiero ofender a nadie porque ya el daño está hecho, mi amor. ¡Qué maltrato a las personas, mi vida! Soy de pocas palabras y lo sabes amor, pero esto no lo tolero, mi corazón. Tengo que decirte esto y contarle a los amigos para que luchen por sus vidas y la de sus familiares.

Agradezco a todos los amigos que me brindaron su apoyo incondicional y me escribieron. No les pude responder a todos y espero que entiendan que no podía hacerlo.

GRACIAS A TODOS DE CORAZÓN. Y a ti, mi amor. Sabes que haré todo por nuestro hijo, al que amo con todas las fuerzas. Sé que me ayudarás hacerlo. No existe la palabra que se compare con el amor que yo sentía por ti y aún lo sigo sintiendo.

Dios está contigo y estará siempre. Estarán bendecidos junto a su reino tú, y a Reinel Miguel, nuestro bebecito. Cuídamelo mucho que yo cuidaré a Carlos Miguel nuestro hombrecito.

Nunca te olvidaré. BENDICIONES MI NIÑA MOZA

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