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Reportaje en prensa oficial retrata fracaso de las nuevas medidas para estimular la producción de alimentos

Incumplimientos mayúsculos del plan, falta de créditos, problemas en los pagos... son algunos de los problemas del campo cubano, mientras la inflación golpea el precio de los alimentos.

Campesino cubano © ACN
Campesino cubano Foto © ACN

Este artículo es de hace 2 años

Un reportaje publicado este jueves en el periódico local Escambray, de Sancti Spíritus, retrata el fracaso de las medidas aprobadas hace siete meses por el gobierno cubano para impulsar la producción de alimentos en la isla.

Tras constatar los mayúsculos incumplimentos del plan previsto -la provincia cumple la entrega de frijol a un 13 por ciento (de 4 000 toneladas, solo 193) y la leche mantiene una deuda de unos 3 millones de litros- la periodista Elsa Ramos concluye "no es lo mismo escribir, reglamentar, que aterrizar cada una de las disposiciones".

El reportaje detalla los problemas acumulados en el sector por años, y la desconexión de la retórica oficial de la ANAP con la realidad.

Eduardo Jiménez Calzada, jefe del departamento agrícola de la Delegación Provincial, sostiene que “de lo que se les dice a los presidentes de las cooperativas, transmiten el 30 por ciento”. Para Pedro Andrés Águila Tejera, presidente de la ANAP en el territorio, “existe desconocimiento de directivos de cooperativas y de productores y ha faltado capacitación; mas, otras cosas han frenado: no todos los organismos han comprendido las medidas o no han sido ágiles”.

De acuerdo con Misleydi Marín Abstengo, directora de la Empresa de Servicios Legales, encargadas de asesorar a los campesinos, de un año a otro han decrecido los contratos de manera abismal. De los 61 existentes en la Agricultura, en el 2020 ninguna renegoció y, tras la Tarea Ordenamiento, 17 cooperativas suspendieron el convenio.

Para producir hacen falta insumos y estos “son muy, muy limitados", dice el jefe del departamento agrícola de la Delegación Provincial. Solo se protegen cosas puntuales como el tabaco, tomate para la industria y un poco de la cebolla de Banao”, añade. El resto sigue a expensas de conseguirlo donde lo encuentre y a cómo lo encuentre, hasta por la izquierda, digo yo.

Una de las vías para obtener, al menos, parte de los insumos es la venta a través de la llamada cuenta de liquidez. Pero según Jiménez Calzada: “El productor de Banao que exportó ají chile habanero demoró más de un mes en cobrarlo, es un mecanismo nuevo y no está bien engranado”. De acuerdo con el delegado de la Agricultura: “El cobro en divisas hay que pasarlo por dos tarjetas diferentes y aún no está informatizado, es a mano y demora”.

Otra de las maneras para que el productor disponga de la divisa son las ventas directas en tiendas, tanto en MLC como las del resto de las cadenas, pero eso no ha prendido; en parte, por exigencias propias como la presentación de los productos, las licencias, los precios.

En el campo todos estos entuertos se enraízan, admite la periodista. “Lo de las tarjetas está atrasado —sentencia Águila Tejera. El banco me dijo: ‘Si me entregan la relación de productores y su Carné de Identidad, vamos a hacerlas y les entra la divisa, la entrega sí es personal: o vienen acá o la cooperativa facilita el traslado y las entregamos allá’”.

Y, según esta propia fuente, hay más: “Pasa parecido a los créditos que son de antes de las medidas y se han atrasado. Cuando los productores van a GELMA a comprar dicen: ‘El muerto alante y la gritería atrás’. Los tabacaleros tienen una cantidad de insumos que comprar y necesitan la divisa; incluso, eso se ha flexibilizado, pero algunos preguntan: ¿Por qué no me puedo comprar un pomo de aceite o un tubo de pasta con eso? Lo del agua y la electricidad no está resuelto totalmente, pero ha avanzado más”.

Otra de las medidas que se cuestionan es creación de la banca de fomento agrícola. De acuerdo con Erick García Jiménez, subdirector comercial de Bandec, “del fondo de los primeros 149 millones de pesos aprobados solo para el cultivo del arroz, ya se ha usado el 98 por ciento (147 millones) en 36 productores y ya recibimos una autorización para abrir hacia otras producciones como ganado y cultivos varios”. "Hace falta que esta medida se traduzca en el arroz que tanto demandan los platos cubanos, dice la periodista, o en los renglones que no abundan en los mercados o existen bien caros".

Ni siquiera la más renovadora de las medidas, la venta liberada de leche y carne de ganado menor y mayor, ha logrado prender, más allá del problema esencial: el deterioro acentuado de la rama. Tan así es que, a partir del primero de noviembre, se anunció otro incremento en el precio de compra a los productores a razón de 20 pesos por litro, que dobla el actual y se acerca la cotización libérrima de 25 y 30 pesos.

Mientras la periodista de Escambray constata que en el campo cubano hace falta "el abono de nuevas mentalidades", los pocos productos del campo que aparecen en los mercados están alcanzando precios astronómicos que afactan los bolsillos de todos los cubanos.

A finales de octubre, otro reportaje publicado en el periódico oficialista Granma detalló la crisis de la producción de leche en la isla: pocas vacas, atraso en pagos y ganaderos desmotivados. De los poco más de 8 000 productores que debían entregar leche al Estado, solo 1 837 cumplieron sus compromisos.

Numerosos reportes siguen reportando atrasos en los pagos a los campesinos y ganaderos.

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