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Sentencian a 8 años de cárcel a narcotraficante de Hialeah por venta de cocaína

Reyes-Sánchez, ciudadano mexicano de 33 años, fue sentenciado este lunes en un tribunal federal de Miami a 97 meses de prisión tras acreditarse que intentó comprar cinco kilogramos de cocaína por $ 160,000 dólares, para su posterior venta.

Consumo de cocaína © Imagen de referencia / Blog El Espectador
Consumo de cocaína Foto © Imagen de referencia / Blog El Espectador

Este artículo es de hace 2 años

Un tribunal federal del sur de Florida condenó a ocho años de cárcel al narcotraficante Pablo Alexander Reyes-Sánchez por la compra de cinco kilogramos de cocaína en Miami, que pensaba destinar a la venta.

Reyes-Sánchez, residente en Hialeah y ciudadano mexicano de 33 años, fue sentenciado este lunes a 97 meses de prisión por la jueza federal Cecilia M. Altonaga.

Documentos judiciales informan que Reyes-Sánchez viajó a Miami con un cómplice, obtuvo una muestra de cocaína para su inspección y luego completó la transacción entregándole al vendedor el dinero en efectivo a cambio de la cocaína. Se le implicó en un intento de comprar cinco kilogramos de cocaína por $160,000 dólares.

Posteriormente, los agentes del orden arrestaron a Reyes-Sánchez y su cómplice y confiscaron la moneda para su decomiso. Una vez en poder de la policía, el narcotraficante se declaró culpable de tres cargos que lo acusan de “conspiración para poseer con la intención de distribuir cocaína, intento de posesión con la intención de distribuir cocaína y reingreso de un extranjero expulsado”.

La Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Miami y el Departamento de Policía de Hialeah investigaron este caso, que fue procesado por el fiscal federal adjunto Christopher Hudock.

Según anunciaron Juan Antonio González, Fiscal Federal para el Distrito Sur de Florida, y Deanne L.Reuter, Agente Especial a Cargo (División de Campo) de la DEA en Miami, el encargado del decomiso de activos es el fiscal federal adjunto Mitchell Hyman.

Estados Unidos es el mayor consumidor de cocaína del mundo. El tráfico de drogas más común en el condado de Miami-Dade es el cannabis o la cocaína. Una persona condenada por tráfico de drogas podría enfrentar multas de hasta 250.000 dólares. En el caso de tráfico de cocaína, si la encuentran en posesión de 28 gramos o más, pero menos de 200 gramos, puede enfrentar una pena de prisión obligatoria mínima de 3 años.

En el caso de poseer 200 gramos o más, pero menos de 400 gramos, puede enfrentar una sentencia de prisión obligatoria mínima de 7 años. Si posee 400 gramos o más, pero menos de 150 kilogramos, podría enfrentar una pena mínima de prisión obligatoria de 15 años, que podría elevarse a cadena perpetua en el caso de poseer 150 kilogramos o más.

En octubre se conocía la noticia de que Estados Unidos alcanzó cifra récord de 96.779 muertes por sobredosis de drogas en un período de 12 meses, según datos de los CDC, lo que supone un aumento del 29,6% entre marzo de 2020 y marzo de 2021. Los opioides representaron el mayor número de muertes por sobredosis, seguidos por los opioides sintéticos, excluyendo la metadona.

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) la pandemia de COVID-19 y el estrés que conlleva han hecho más urgente la necesidad de nuevas estrategias de prevención y tratamiento de las adicciones a las drogas. Desde su propagación en marzo de 2020, ha habido un aumento del 23% en el consumo de metanfetaminas y del 19% en cocaína.

A pesar de que las muertes por opioides continúan requiriendo la atención pública, según NIDA el aumento alarmante de las muertes relacionadas con la metanfetamina y la cocaína es una contundente ilustración de que Estados Unidos no enfrenta solamente una crisis de opioides.

“Estamos frente a una crisis de adicción y sobredosis compleja y en constante evolución que se caracteriza por el cambio de una droga a otra según la disponibilidad y por el consumo combinado de diferentes drogas y de varios tipos de drogas”, opinó la Dra. Nora Volkow, directora de NIDA.

La sobredosis no es el único peligro. El consumo persistente de estimulantes puede generar problemas cognitivos y muchos otros problemas de salud (como enfermedades cardíacas y pulmonares). Inyectarse cocaína o metanfetamina con elementos compartidos puede transmitir enfermedades infecciosas. Además, se ha observado que la cocaína reduce la función inmunitaria de las células y promueve la replicación del VIH, y su consumo puede hacer que las personas con VIH sean más susceptibles a contraer hepatitis C.

“El reconocimiento de que nos enfrentamos a una crisis de drogadicción y sobredosis —no solo a una crisis de opioides— debe guiar las tareas de investigación, prevención y tratamiento de aquí en adelante”, opinó Volkow.

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