El buzo cubano Elián López Cabrera, que llegó a Florida atravesando el Estrecho en una tabla de windsurf la semana pasada, narró detalles de su impresionante viaje y confesó que no había garantías de que todo fuera a salir bien.
En entrevista con Juan Manuel Cao, López contó que sabía que se jugaba la vida doblemente en esa travesía por su condición de ser paciente de cáncer.
"Era algo que había que considerar. No hay ninguna garantía de que fuera a salir bien. No hay ninguna garantía de que te puedan rescatar y... Uf, hay que jugársela", confesó el cubano.
Explicó que las aguas del Estrecho de la Florida no tienen nada que ver con el oleaje que se puede experimentar en la plataforma costera de Cuba. En altamar las olas vienen de distintas direcciones y eso puede llegar a ser muy agotador para quien navega en una tabla de windsurf.
"El oleaje del Estrecho es totalmente desorganizado, aleatorio. Los navegantes de la zona lo llaman 'el ramillete'. Cuando me lo dijeron hace unos días enseguida pensé, 'sé de qué habla este señor'. El agua se mueve de una manera totalmente desorganizada y conlleva a un desgaste mayor", comentó el balsero cubano.
López estuvo más de 36 horas en altamar. En la noche se quedó dormido y perdió una de sus dos de sus botellas de agua dulce y al día siguiente descubrió que la segunda se había roto y contenía agua salada. Se sentía deshidratado, hambriento, con temblores y muy débil en el mar, cuando su teléfono móvil comenzó a recibir notificaciones.
"Tenía el teléfono colgado del cuello, en un estuche plástico para que no se mojara, y en un momento que estoy navegando empiezan a llegar notificaciones. Eso indica que hay cobertura telefónica y dije 'bueno, aquí tenemos una posibilidad'", contó.
Llamó a su esposa y a su hija para despedirse, pero en lugar de un final, encontró apoyo de ellas y de amigos en Miami, que lo dejaron todo para pedir asistencia a la Guardia Costera estadounidense y salvarlo.
Gracias al GPS de su teléfono móvil, López pudo ofrecer las coordenadas exactas de dónde se encontraba, y de esta manera redujo considerablemente el área de búsqueda. Fue rescatado el 24 de marzo de 2022, a unas 15 millas al sur de Islamorada.
El cubano es paciente de cáncer, tiene una colostomía permanente (lleva consigo siempre una bolsa que recoge sus desechos) y esta condición fue uno de los aspectos que lo impulsó a hacer el arriesgado viaje, poniendo en juego doblemente su vida.
"Esto influyó bastante en tomar esta decisión. Se hace difícil lidiar con esta condición cuando uno no tiene los insumos necesarios. Quizás ante la carencia de medicamentos puedes solucionar con un remedio natural pero qué haces con la colostomía. ¿Qué te pones?", expresó.
López explicó que el gran problema de su viaje fue que la dirección del viento era la correcta, pero la intensidad no fue la pronosticada. Esto hizo más lento su desplazamiento e incluso lo obligó a detener la travesía, en determinados puntos.
Contó que no podía llevar alimentos para evitar peso, solo puso en su pequeña mochila unas barritas de maní y el agua, aunque no la pudo aprovechar mucho tiempo.
Al día siguiente de ser rescatado las autoridades migratorias de Estados Unidos lo autorizaron a permanecer en territorio americano. Este cubano hizo una travesía histórica y se suma al grupo que ha logrado cruzar en Estrecho de la Florida en windsurf, en su caso con 48 años de edad y luchando contra el cáncer.
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