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Cineasta Lester Hamlet al llegar a Miami: “Cuba no es un país, es una finca con dueños”

“Estos dueños tienen hospitales, tienen escuelas, tienen tiendecitas. Tu vives dentro de una finca. Era como un Truman Show al que uno está expuesto, doloroso, vejatorio, humillante y donde el ser humano cada vez importa menos”, declaró el realizador.

El cineasta cubano Lester Hamlet © Captura de video Facebook / Telemundo 51
El cineasta cubano Lester Hamlet Foto © Captura de video Facebook / Telemundo 51

Este artículo es de hace 1 año

El cineasta Lester Hamlet Veira Rodríguez criticó duramente este sábado al régimen cubano, expresó sus ilusiones y esperanzas de cara al futuro en Estados Unidos y afirmó que “Cuba no es un país, sino una finca con dueños”.

En sus primeras declaraciones públicas al llegar a Miami, el realizador dijo que había llegado a “entender que no estaba viviendo en un país; que es de verdad lo que siempre decían ‘esto no es un país, no quieras entenderlo como país, esto es una finca, una finca con dueños’”.

“Estos dueños tienen hospitales, tienen escuelas, tienen tiendecitas. Tu vives dentro de una finca. Era como un Truman Show al que uno está expuesto, doloroso, vejatorio, humillante y donde el ser humano cada vez importa menos”, afirmó en entrevista transmitida este sábado por Telemundo 51.

En otro giro de su polémica historia como exiliado, el cineasta reveló una de las motivaciones que lo impulsaron a exiliarse. La historia está relacionada con la funcionaria de cultura -que no primera dama-, Lis Cuesta.

“Después de haber presentado un programa que creé, que a la gente le gustó y que marcó una diferencia en el estilo de los ‘cooking show’ en la isla, me levantaron de un plumazo del programa, porque había tenido dos diferencias de cuestiones puramente de producción con el cocinero y conductor del espacio, porque es el cocinero personal de Lis Cuesta”, dijo.

Las declaraciones apuntan a diferencias profesionales con el chef Miguel Ángel Jiménez, conductor del programa “Sabe a Chef”, un cocinero español de 40 años, que reside en Cuba hace diez y que, según reveló Veira Rodríguez, sería el cocinero personal de la esposa del gobernante Miguel Díaz-Canel, la impopular tuitera y organizadora de eventos, Lis Cuesta.

“Ella me botó del programa de un plumazo y dijo que nunca más iba a levantar cabeza dentro de Cuba”, aseguró.

A preguntas de la periodista de Telemundo 51 de por qué había aceptado el proyecto, sabiendo que estaba relacionado con Cuesta a través de su conductor y chef estrella, el cineasta respondió que “no tenía relación con ella”, y que “era una oportunidad de trabajar y de conocer más de mi cultura”.

“Dicen que el tiempo de Dios es perfecto, que las cosas tienen un por qué y creo que era un momento ideal. A mí me retenía en Cuba siempre un proyecto grande, como una película, algo de peso”, manifestó el artista, que también hizo su pública su participación en las históricas protestas del 11J en Cuba.

“Cuando ocurrieron las manifestaciones y hubo ese momento glorioso a nivel social, de que la gente empezara a reclamar sus derechos, yo también me manifesté. No en las calles porque no es mi estilo, porque soy más ‘penco’, pero ahí están las cosas que yo fui escribiendo, los posts que compartíamos en las redes”, refirió el entrevistado.

El cierre de oportunidades laborales que describió, sumado al ambiente dictatorial que se hace más espeso día a día, llevaron al cineasta a sentir que se “asfixiaba” en Cuba y que necesitaba “respirar”.

Es entonces que decidió emigrar a México, país al que llegó el 24 de junio. Desde entonces hasta la fecha, Veira Rodríguez se ha visto envuelto en polémicas por sus publicaciones enredes sociales, afirmando que había sido desterrado, mientras las autoridades cubanas desmentían al cineasta.

El rocambolesco y mediático episodio terminó con la llegada del exiliado a Estados Unidos, en una travesía en la que compartió muchas de las experiencias de los casi 180,000 cubanos que han solicitado asilo en ese país y que forman parte del éxodo reciente, el mayor de la historia de Cuba, y que resulta indicador de la crisis migratoria que asola al país.

“Con mis 51 años yo no tengo mucho tiempo para lograr esto: esta felicidad de expresarme en libertad. Era una necesidad. Yo no podía esperar todo ese proceso [de reunificación familiar, gracias a la ciudadanía estadounidense de su padre]. Yo quería llegar a Miami, quiero crear aquí, fundar aquí. Siento mucha esperanza”, dijo el dramaturgo en relación con el ambiente cultural de Miami.

Entre las anécdotas de su travesía como migrante irregular, el cineasta recordó a una anciana cubana de 71 años que se le unió en determinado punto del camino y a la cual ayudó durante todo el recorrido.

Acabada de operar de cáncer de seno, la anciana emigraba en busca de un tratamiento citostático al que no tenía acceso en Cuba por la escasez de medicamentos y la crisis generalizada del sistema público de salud.

“Hablaré de ti, de tu caso”, le dijo el realizador al separarse de la cubana. Y habló de ella; y de la dictadura (usando esa palabra), y de la necesidad y la urgencia de su final.

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