APP GRATIS

Tía Tata verde oliva insultó a Pinar del Río

La desmemoria oportunista de Díaz-Canel y sus lacayos.


Este artículo es de hace 1 año

Una de las principales carencias políticas del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez es su psicofancia creativa, creyéndose sus propias mentiras y, como buen totalitario, pretende que los cubanos también se las crean.

El huracán Ian ha vuelto a desnudar la inclemente pobreza de Pinar del Río, cenicienta que nunca llegó a princesa, pese a la nobleza y laboriosidad de su gente, sus cualidades para el turismo de naturaleza y salud y tener las mejores tierras del mundo para cosechar hoja y tripa de exquisitos habanos.

Para la ocasión, el mandatario se disfrazó de Tía Tata verde oliva, viajó en BMW y soltó sus habituales boberías solemnes: Hay que estar convencidos que saldremos adelante y nadie quedará desamparado que, como disco rayado, repite ante cada salación que aplasta y aturde a los cubanos.

Díaz-Canel y sus secuaces obvian que 6.347 familias de la provincia de Pinar del Río aguardan -desde hace veinte años- por una nueva casa; tras haber perdido las suyas por huracanes y ciclones, según datos oficiales, que no incluyen a las víctimas de ruinas por deterioro de sus viviendas.

Una de las obligaciones de un presidente es transmitir confianza en momentos críticos, pero sus palabras deben estar respaldadas por hechos y, si después de dos décadas, más de seis mil trescientas familias pinareñas no han podido acceder a una vivienda digna, tras perder las suyas por fenómenos meteorológicos, las soflamas presidenciales tienen el mismo valor que el peso cubano.

Nunca será popular ni creíble quien ordenó una guerra civil, quien impone un orden injusto que divide a los cubanos entre empobrecidos por el comunismo y la casta verde oliva y enguayaberada, ilegítima, parásita y cobarde.

Entre 2002 y 2008, Pinar del Río perdió diez mil ochocientas casas por el embate de ciclones; a las que ahora se sumarán las destruidas por Ian, que arrasó incluso con la mítica finca de los Robainas en San Luis, tumbó torres de iluminación del estadio "Capitán San Luis", aisló a Isabel Rubio y arrasó con endebles techos de desamparados cubanos.

La pobreza generalizada de Cuba no puede combatirse con discursos huecos y consignas, como esa estupidez mancilladora de Granma: "Lo que no sabía Ian, hoy es día de victoria". Ian sacó mal la cuenta, porque hoy es 28 de septiembre, y eso es igual a decir barrio, pueblo, revolución.

Solo un cínico a sueldo de la dictadura más antigua de Occidente se atreve a insultar la inteligencia de los cubanos y a agredir a los pinareños traumatizados por las horas de terror vividas, con tamaña felonía.

Cuando se borre la pesadilla comunista y Cuba sea una nación democrática, un país próspero y justo, habrá que levantar el museo de la ignominia para que las futuras generaciones conozcan la naturaleza genocida del tardocastrismo, sus pasión anexionista y profundo desprecio a la mayoría de los cubanos.

¿Qué opinas?

VER COMENTARIOS (3)

Archivado en:

Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


Siguiente artículo:

No hay más noticias que mostrar, visitar Portada