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Cubana tras más de seis días de apagón: “Sobrevivir cansa”

La falta de electricidad, de agua y de comida provocan el desgaste de los cubanos, que están obligados a sobrevivir.

María Lorente Guerra © Facebook / María Lorente Guerra
María Lorente Guerra Foto © Facebook / María Lorente Guerra

Este artículo es de hace 1 año

Una joven cubana, residente en el municipio Plaza de la Revolución, en La Habana, aseguró que sobrevivir en Cuba provoca cansancio, luego de pasar más de seis días sin electricidad.

María Lorente Guerra, asistente de dirección en Argos Teatro, reflexionó en su perfil de Facebook sobre el agotamiento que causa a los cubanos la situación del país, en un contexto crítico que se ha agravado aún más en la última semana por la falta de electricidad y de agua, y en el que la rutina de los ciudadanos se centra en buscar la forma de sortear las dificultades y sobrevivir.

Captura de Facebook / María Lorente Guerra

“He cargado la batería de mi móvil en casa de varios amigos, guardamos la comida en el freezer de otros amigos, nos bañamos otro día en casa ajena. Hemos sobrevivido gracias a eso, pero sobrevivir cansa”, confesó Lorente con un tono de hastío por las circunstancias de la vida en Cuba.

Según la joven cubana, hay un cansancio y hartazgo expandidos. “Los niños del barrio también gritan, y lloran, y patalean, todo se escucha en el silencio del apagón”, contó.

Junto al desgaste provocado por las fallas en el servicio eléctrico que hace mermar la comida, se ubica el del suministro de agua que incide en un contexto de falta de higiene donde “se acumulan las sábanas con orina, se acumulan los platos sucios, los restos de comida podrida, el sudor ácido, el churre en el piso, el olor de los baños sin descargar”.

Todo apunta a un escenario de degradación del país: no hay electricidad, no hay agua y tampoco hay alimentos. En una imagen que presagia la “normalidad” a la que regresará cuando vuelva luz, Lorente narra la lucha por el acceso a la alimentación: “A unas cuadras, la gente con servicio eléctrico se achicharra en una cola para comprar comida”.

“Seguimos viviendo en un país sin luz”, escribió Lorente como metáfora de la crisis cubana. “Aunque logremos cargar los móviles en casas de amigos, seguimos todos con la batería baja”, fue su analogía para referir la lasitud de los cubanos ante la realidad del país.

Como Lorente, muchos cubanos experimentan ese desaliento causado por una realidad odiosa a la que tampoco quieren volver. Residentes en la capital del país salieron este sábado a las calles, por tercera vez, para expresar su indignación por la falta de suministro eléctrico que les afecta por quinto día consecutivo, luego del paso del huracán Ian, al que las autoridades hacen responsable del colapso de un sistema eléctrico que fue deteriorándose hasta llegar al apagón total de Cuba.

Una de las estrategias del gobierno de la capital ha sido poner la electricidad en sitios donde el pueblo protagonizó protestas, pero muchos ya saben que es una “solución” temporal porque los apagones continúan.

En varios lugares el pueblo ha cerrado calles y avenidas y la reacción del gobierno ha sido cortar el acceso a internet, desplegar a las fuerzas policiales y armar con palos a las Brigadas de Respuesta Rápida, que han contrarrestado con violencia a los manifestantes.

Todavía muchas zonas del país se mantienen sin electricidad. Para los cubanos, como el humorista Ulises Toirac, estar sin luz ya es parte de la cotidianidad, pero algo a lo que difícilmente se podrán acostumbrar.

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