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Gema Corredera: "Según va nuestro país, no veo cerca la posibilidad de regresar"

"Sufro La Habana y, cada vez que voy, tres semanas después de mi regreso sigo con la lágrima fácil; me deprime mi ciudad, la que tanto amo y que ya solo existe en mis sueños"

Gema Corredera © Gina Habib / Cortesía de la entrevistada
Gema Corredera Foto © Gina Habib / Cortesía de la entrevistada

Este artículo es de hace 1 año

Metafóricamente reduzcamos la distancia y estrechemos los abrazos porque hoy voy converso con otra grande de la música cubana, Gema Corredera, perteneciente a la generación post Nueva Trova, intérprete, cantante, guitarrista, productora y musicóloga.

La alegría brota por cada uno de sus poros porque a mi entrevistada la caracteriza una amplia sonrisa y posee una capacidad que pocos tienen de convertir en emoción todo lo que interpreta. Mujer diáfana, de carácter enérgico, muy jovial en su trato, repleta de trabajo y con un positivismo a prueba de bala nos responde abiertamente, sin tapujos, sin miedo.

Gema, eres una de las cantantes más prestigiosas de nuestro pentagrama musical; sin embargo, ni la televisión ni la radio ni los teatros cubanos la difunden. ¿Qué ha pasado contigo, qué haces, dónde estás?

Hace 30 años que me fui de Cuba, primero a España y desde hace 14 años vivo en Estados Unidos

Hace 30 años que me fui de Cuba, primero a España y desde hace 14 años vivo en Estados Unidos. Cuando me fui no había grabado mi primer disco; el primero lo grabé con el dúo en al año 1994 en Madrid.

Había grabado mucha música para cine, series de televisión, teatro, pero no lancé discos hasta que me fui. Pienso que he entregado todo lo que ha estado a mi alcance por comunicarme con el público y, por supuesto, en primerísimo lugar, con el de Cuba que es mi cultura, mi nacionalidad y mi personalidad.

Foto: Javier Valcárcel / Cortesía de la entrevistada

Soy cubana hasta el tuétano

Soy cubana hasta el tuétano. Te puedo decir que desde los primeros años enviamos los CD para algunos especialistas de Radio Ciudad de La Habana y Radio Taíno como Juanito Camacho y Élsida González, una entrañable amiga-hermana. Ellos fueron los primeros en dar a conocer los discos. Y con el desarrollo del internet he podido hacer llegar mis grabaciones a distintos programadores en La Habana y otras muchas provincias del país.

Caminar estos días por las calles de La Habana por no decir, el país, y encontrarte a la mayoría de las personas mirándose la punta de sus zapatos y el ceño fruncido; y si puedes cruzar una mirada, ves ojos apagados y tristes… ¡se ha hecho una cotidiana realidad! ¿Cómo recuperar la alegría, la espontaneidad del cubano?

Voy a serte sincera y esta es mi opinión muy particular: para recuperar la alegría del cubano hay que cambiar de raíz el status quo de la sociedad. Desde hace mucho tiempo que estuve en Cuba comenté con amigos que veo falta de alegría y percibí que hasta los niños tenían el ceño fruncido.

Para recuperar la alegría del cubano hay que cambiar de raíz el status quo de la sociedad

Pensé que era una cuestión que solo yo veía: ¡esa tristeza intrínseca! Pero mira Julita, yo estoy diciendo esto desde 2003 que visité Cuba por un mes y pude viajar por el país.

Entonces me percaté de esos rostros tristes. Si tú me lo estás diciendo ahora, finalizando 2022, pienso que es real lo que vi. Para que la gente recupere la alegría, la gente tiene que recuperar las ganas de vivir allí, las ganas de construir allí, las ganas de crear allí. Las personas necesitan poder cubrir sus necesidades básicas y las de su familia y eso en Cuba no es posible hoy para muchos.

Las personas necesitan poder cubrir sus necesidades básicas y las de su familia y eso en Cuba no es posible hoy para muchos

Gema, tú y tu grupo van habitualmente a New York, Latinoamérica, Europa y hasta Asia. ¿Cuáles escenarios reciben mejor tu música, en cuáles te sientes más a gusto?

Yo me siento bendecida. Me hace feliz la comunicación con el público y la gente que me transmite una vibra positiva, común con mi energía. No podría decirte dónde me han acogido mejor porque cada lugar tiene su magia especial. Acabo de regresar de cuatro conciertos memorables en el Lincoln Center de Nueva York a casa llena y con un público cómplice y absolutamente entregado a la música como una religión.

Así me he sentido en España, República Dominicana, Colombia, México, Argentina, Alemania, Francia, Puerto Rico, Suiza y muchos otros países. Aunque he faltado de los escenarios de mi Isla, el público de Cuba ocupa el primer lugar en mi corazón.

Foto: Gina Habib - Cortesía de la entrevistada

Recuerdo que la última vez que canté allí fue en 2016, gracias a una iniciativa de Marta Valdés con la Casa de las Américas que fue apoyada por María Elena Vinueza, directora por muchos años de esa institución. Pude cantar allí y recibir el cariño de la gente… ¡que no tiene precio!

Debo decir también que gozo cantar en Miami, que es mi casa. En esta ciudad que cada día me sorprende más por la diversidad y cultura que aflora, he encontrado un público ávido de mi música y he podido conocer y compartir con grandes artistas como Willy Chirino, Meme Solís, Aymée Nuviola, Gonzalo Rubalcaba o Albita, por nombrar algunos.

España, que fue mi hogar por tantos años; Puerto Rico, el pueblo que más me acerca a la personalidad del cubano; el mismo Nueva York, lugares en los que he sentido un placer enorme de conversar con ese público a través de la música.

El año pasado tuve una revelación tremenda porque yo nunca había estado en Bogotá, Colombia. Canté en el Festival de boleros Contigo Aprendí y me sentí especialmente querida. Pienso que los cubanos somos muy queridos en Colombia.

Yo nací para cantar. Mi vida estuviera vacía si hubiera nacido con este corazón desbordado en deseos de decir cosas a través de la música y Dios no me hubiera dotado del talento y no hubiera tenido la educación musical que recibí; hubiera sido muy infeliz de no poder expresarme mediante las canciones.

Yo nací para cantar. Mi vida estuviera vacía si hubiera nacido con este corazón desbordado en deseos de decir cosas a través de la música y Dios no me hubiera dotado del talento y no hubiera tenido la educación musical que recibí

¿Qué ha significado para ti compartir escenario con grandes de la música universal, guardas algún recuerdo especial con alguno?

Soy feliz y bendecida por haber compartido escena y música con grandes como los artistas que mencioné antes y Tito Puente, Alejandro Sanz, Willy Chirino, Jarabe de Palo, Elena Burque, Omara Portuondo, Martirio, Javier Ruibal; personas que considero dioses en el arte.

Hace unos días en una entrevista estuve hablando de Pablo Milanés, que falleció hace unos días en España. Aprovecho para reiterar que él es uno de los grandes que conocí y marcó mi vida. Tuve la suerte que siendo una chamaquita, estudiando en el ISA, él me invitara a cantar para hacerle la segunda voz en "Yolanda" en un concierto ante miles de personas.

En días pasados, un amigo me decía que hay gente que me identifica por haber sido la muchachita que subió a cantar "Yolanda" con Pablo. Aquella noche me estremeció el deseo y el sueño de ser cantante y vivir en la música como intérprete. Recuerdo su sencillez, su cercanía. Recuerdo todo lo que Pablo alentó y apoyó a artistas cubanos emergentes a través de la Fundación que llevaba su nombre.

Has hecho tuyos muchos temas del repertorio latinoamericano e internacional que te han dado un espacio importante en diversos países, pero tus interpretaciones de las canciones y ritmos cubanos te han llevado a ser más conocida y admirada. ¿Esta versatilidad te ha sido dúctil a las exigencias del mercado?

Con respecto al repertorio, a las canciones, a la música cubana que yo he hecho… ¡Bueno! En Cuba hay un público maravilloso que ha seguido mi trabajo y continúa apoyando lo que hago. También tengo mi premio Cubadisco por el álbum Feeling Marta.

En Cuba hay un público maravilloso que ha seguido mi trabajo y continúa apoyando lo que hago

Como te dije con anterioridad he tenido la suerte de ser muy bien acogida en diversos países que he visitado, como Estados Unidos, España, Francia, Alemania, Puerto Rico, Colombia, México y otros. En estos últimos países recibí una tremendísima sorpresa, descubrí que la gente cantaba las canciones conmigo la primera vez que los visité.

Para mí lo más importante siempre ha sido defender la música en la que creo ciegamente y, si decido defender un disco, un proyecto de espectáculo, una canción no estoy pensando en si voy a recibir un premio o voy a tener un número uno.

He tenido la suerte de tener números uno como con los temas de Descemer Bueno, "Ciego Amor" y "Un bolero de que te salve la vida"; como el tema que hice con Kelvis Ochoa, "La luz" y, por supuesto con "Parar de Fumar" que me sigue desde el año 1995. He hecho y he sido consecuente con lo que pienso y siento. He disfrutado mucho con la música y los músicos con los que trabajo más que pensando en el mercado.

He hecho y he sido consecuente con lo que pienso y siento. He disfrutado mucho con la música y los músicos con los que trabajo más que pensando en el mercado

Llévame a La Habana, al barrio y la casa donde naciste. ¿Qué ambiente había en ese entorno, te sigue uniendo algo a esta Isla?

Yo soy orgullosamente del Vedado. Soy industrialista de pura cepa y siempre lo seré. Cuando yo me criaba allí no existía el Cohíba, estaba el Hotel Riviera y la fuente frente al malecón. Me crié ahí, yendo al Riviera, al parque de Paseo, al Villalón junto a mis padres, mis amigos de la infancia hasta que empecé a estudiar música y me fui para la ENA.

Ahí se acabó la niñez de los juegos infantiles pero empezó el campeonato de mi vida: la música. Mi barrio del Vedado sigue siendo mi quimera, adonde quisiera regresar. Y cada vez que voy a ver a la familia me doy cuenta de que aquel barrio hermoso de mi infancia ya no está más, existe solo en mis sueños. Hay muchas personas que se han mudado, otros han fallecido; otros, muchos, se han marchado del país y bueno, hay jóvenes que no conozco.

Los vecinos de antaño ya no están, rotas las calles, las aceras, faltan muchos de los árboles... Están mis padres, dos de mis hermanos y algún que otro sobrino o tía que vive por allá. De mis amigos en La Habana solo quedan muy pocos.

Sufro La Habana y, cada vez que voy, tres semanas después de mi regreso sigo con la lágrima fácil; me deprime mi ciudad, la que tanto amo y que ya solo existe en mis sueños. Hay muchas personas rotas por las necesidades, por las carencias, por las tristezas, el dolor, la frustración. La gente que encuentro a mi paso no tiene fe en el futuro, la gente se va, como mismo me fui yo y se han ido tantos.

¿Cómo entras al mundo de la música, es un antecedente familiar?

Como toda habanera que se respete soy hija de inmigrantes campesinos, jajajaja. Mi madre nació en la Sierra Maestra y mi papá es de San Fernando de Camarones, Cienfuegos. Son dos guajiros que se mudaron a La Habana buscándose la vida. Se conocieron allí y llegamos los cuatro hijos.

Como te dije nací en el Vedado, pero mi gente del campo, mis abuelos maternos, hacían música: tocaban el tres, el güiro, la guitarra, improvisaban décimas, cantaban música campesina y rancheras mexicanas; hacían sus guateques y cuando se mudaron a la capital siguieron esa tradición.

Así fue como me acerqué a la guitarra y al canto. Me rodeaban las canciones mexicanas de Acebes Mejía, Pedro Infante, los temas del ecuatoriano Julio Jaramillo. La banda sonora de mi infancia fue con la Orquesta Aragón que tenía un programa de radio en las mañanas de Radio Progreso; también las canciones del pop español que se escuchaba en Nocturno.

Ya en la cama, muy tarde y entre sueños, escuchaba Tríos en la noche, otro espacio de radio que le encantaba a mi papá. Con mami aprendí a amar a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Creo que la música me viene de ahí, de la sangre de mi madre. De mi padre, el teatro.

Él fue un actor aficionado por más de 35 años y de ahí, la pasión por la escena y por el cine. Desde chiquita quería cantar y cantar para el público, aún cuando todavía pronunciaba mal las palabras. A los siete años empecé en el taller infantil de Teatro Estudio con Leopoldina Núñez y Raquel Revuelta y a los 10 años entré en la ENA… y el resto, ya sabes, hasta el día de hoy.

El nacimiento de tu hija Camila no fue obstáculo para tu continuo bregar. Cuéntame un poco de ese comienzo, de tu dúo con Pavel.

Pienso que 1990 es el año más importante de mi vida porque nació mi niña en mayo y da la casualidad que en ese mismo verano Marta Valdés, que ya me había llamado hacía tiempo, me convoca nuevamente a propósito del florecimiento de las peñas en La Habana, a tomar parte en la de ella.

Me dijo: “ya sé que pariste hace poco, pero quiero que vengas, que voy a hacer mi peña en el patio de la Casona de Línea” y… ¡fui! Allí me encontré grandes amigos actores, músicos, gente joven que estudiaba todavía, pero sobre todo ahí me reencontré con Pavel al que conocía desde que éramos adolescentes y siempre decíamos que un día íbamos a hacer algo juntos.

Marta nos puso frente a frente sin pensarlo y allí surgió pasito a pasito, sin proponérnoslo un día una canción y otro día, otra y le hicimos un homenaje a Teresita Fernández; así surge la versión de "Lo Feo" y poco a poco empezamos a cantar un repertorio y, de repente empezaron a llamarnos para que fuéramos a cantar a otras peñas, a diferentes lugares y sin pensarlo, éramos Gema y Pavel.

Ya en España hicimos nuestro primer contrato discográfico. Fue una escuela, aprendimos juntos las mieles y las hieles de la emigración y eso hizo que surgiera mucha música, discos, galas, conciertos. Produjimos álbumes para muchos artistas, entre ellos a Omara Portuondo, primero Habana Oculta y luego Habana Abierta.

Al leer sobre tu vida valoré algunos nombres que pienso han sido importantes para ti. Define a estos artistas con una palabra.

Leopoldina Núñez: Amor

Xiomara Almaguer: Templanza

Vanito Brown: Huracán

Beatriz Valdés: Fiereza

María Isabel Díaz: Sensibilidad

Marta Valdés: Sabiduría

Pavel Urquiza:Talento

Eres poliédrica: productora, maestra, guitarrista; cantas, has incursionado en la rumba, el son, el flamenco, la trova, el jazz, la música brasileña, el bolero, la música americana, el tango ¿cómo es posible?

La ventana de mi cuarto en la casa del Vedado da para el local de ensayo del Conjunto Folklórico Nacional; de ahí me viene esa cosa habanera de barrio, espontánea, alegre, de la rumba, de lo folklórico. Después me fui nutriendo de otros géneros que fui incorporando a mi repertorio, géneros a los que amo y difundo.

Leopoldina Nuñez me introdujo en el mundo del jazz cuando tenía 12 años. Luego ella misma me enseñó dos canciones de Marta Valdés y me puso frente a ella para que se las cantase. Marta me adoptó musicalmente y me llevó por los caminos del feeling cubano.

En la ENA (Escuela Nacional de Arte) escuchábamos mucho jazz, soul y música brasileña. Me enamoré de las canciones de Chico Buarque y las voces de Elis Regina, Gal Costa y Caetano Veloso. En el Instituto Superior de Arte seguí descubriendo mucha música clásica, los coros, comencé a estudiar canto clásico con mi profesora Carmen Godoy.

En el 92 llegué a España y conocí el arte flamenco de Camarón de la Isla, me hechizaron los temas y las voces de Javier Ruibal y Martirio. ¡Qué mezcla de tantas cosas! Pienso que he ido como una esponja recogiendo influencias a cada paso de mi vida y convirtiéndolas en una amalgama a la que puedo llamar quizás estilo interpretativo.

He ido como una esponja recogiendo influencias a cada paso de mi vida y convirtiéndolas en una amalgama a la que puedo llamar quizás estilo interpretativo

Te vistes generalmente de azul; dices que, en los eventos más importantes de tu vida, llueve. ¿Tienes un pacto con el aguacero, con el azul que pinta el cielo o con la Madre del Mundo, eso sin contar que eres industrialista?

Diariamente paseaba por el malecón y escuchaba cualquier tipo de música; corría por el murito agarrada de la mano de mi papá, mirando las bellas puestas del Sol. Sí, amo el mar, me siento influenciada por su majestuosidad. Y sí, en el 80% de las veces, en mis conciertos llueve.

No sé si es para poner a prueba a mis fans, mis nervios, es un saludo de Yemayá o todo junto; los entendidos en la religión Yoruba siempre me han dicho que soy hija de la Madre de todas las aguas. Aunque me gustan mucho los colores naranja y rojo, visto mucho de azul por el mar, el cielo, Cuba, La Habana y por Yemayá por supuesto… ¡Ah! Industriales campeón siempre.

En una entrevista que le realicé a Gilbertico Santa Rosa en San Juan aprendí que no debo ser agresiva con el reguetón; no obstante, sigo pensando lo mismo de ese ¿género musical?... ¿Podría Gema Corredera explicar cómo el reguetón se ha convertido en un boom que no conoce límites y que trasciende más allá de su generación gestora?

Yo creo que el reguetón es un reflejo de la sociedad actual y como tal es necesario. También he disfrutado de buen reguetón. Hay cosas que son a mi juicio de muy mal gusto en los textos. Pero pienso que lo de mal gusto pasará y quedará lo bueno. A veces me pregunto, en los años 1900, 1910, 1920 qué pensarían los profesionales de la música cuando veían a los negros y mulatos bailar la rumba y cantar en sus dialectos esa música, como por ejemplo la columbia que se canta en abakuá.

Y esa música ha trascendido hasta nuestro tiempo. Pues creo que algo similar pudiera pasar con el reguetón o género urbano; quedará lo bueno. Que conste que no estoy comparando. La Rumba ya pasó por el tamiz del tiempo y forma parte importante de la personalidad cubana como nación ¿pasará lo mismo con el reguetón? Eso está por ver.

¿Lo más bello y más feo en tu vida?

Lo más hermoso de mi vida es el amor… El amor con el que nací, crecí. Una familia linda, amorosa y muy humilde. Eso se vuelca en mi voz. Soy una persona alegre, optimista. Lo más triste de mi existencia es, justamente, estar separada de esa familia linda, haber tenido que emigrar, tener que hacer mi carrera lejos, criar a mi hija fuera de ese ambiente puro en el que yo me desarrollé.

Y, por supuesto, no ver el momento de poder estar juntos de nuevo en la paz y la alegría que recuerdo y deseo. Cada día que pasa, lo veo menos posible. He construido mi vida y mi familia en otro lugar, he crecido, eché raíces y me acostumbré a muchas cosas de la vida fuera de Cuba.

Y según va nuestro país, no veo cerca la posibilidad de regresar allí. La Habana no es aquella ciudad donde crecí, mi barrio no existe como yo lo sueño, pienso que la ciudad que añoro es real solamente en mi imaginación.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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