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Detienen a cubano tras saciar hambre en una tienda en MLC de Bauta

Ariel Matos Izquierdo, de 49 años, permanece detenido en la estación policial de Bauta desde hace cinco o seis días, dijo su hermana a CiberCuba.

Ariel Matos Izquierdo protestó en solitario en una calle de Bauta, Artemisa, en noviembre pasado Foto © Captura de video en X/@JaviXCubaLibre2

La policía detuvo a un hombre que ingresó a una tienda en MLC en Bauta, provincia de Artemisa, y comió un montón de productos hasta saciar su hambre, esta semana.

En una carta enviada a CiberCuba, la hermana del cubano, al que identifica como Ariel Matos Izquierdo, explicó los detalles de la acción del hombre, que permanece detenido en la estación policial de Bauta desde hace cinco o seis días. La mujer desconoce la decisión que tomarán las autoridades con su hermano.

Según el testimonio escrito de la cubana, que reside en España desde 1993, Matos se presentó en una de las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) de Bauta y lo primero que hizo fue informar a los trabajadores que “la acción que iba a llevar a cabo no tenía nada que ver con ellos, que lamentaba lo que iba a hacer, pero que por favor no se metieran, ni le intentasen detener ni ponerse en medio, ni tocarle, que tenía hambre y se iba a comer cosas de la tienda”.

“Así que entró, se comió un montón de cosas y cuando se sació, esperó a que llegara la policía y lo detuvieron sin mostrar resistencia. Aún está en la comisaría de Bauta y todavía no han decidido qué va a pasar con él y van para 5 o 6 días...”, explicó en su carta.

Matos tiene 49 años, padece una discapacidad visual, no tiene casa ni puede trabajar, “con dos hijas que no puede proveer de nada, porque nada tiene él”, lamentó la hermana, y añadió que el hombre recibe un sueldo de 1,500 pesos, pero no especificó si se trata de una pensión de la seguridad social.

A modo de consuelo, manifestó que “al menos en la cárcel tendrá un plato de comida, un techo y una cama donde dormir, cosa que no tenía antes de entrar está semana a la comisaría”.

Recordó una acción anterior de su hermano, en noviembre del año pasado, cuando realizó una protesta en solitario en plena calle en Bauta, para pedir a sus compatriotas no aguantar más miseria.

En esa ocasión, sentado sobre un tanque de basura que había colocado en medio de la calle, Matos cuestionó a los cubanos “hasta cuándo” van a seguir aguantando. “Ustedes están locos, esta gente (el gobierno) son unos asesinos, psicópatas, fascistas, nos tienen obstinados y locos, ¿hasta cuándo?”, reclamó durante su manifestación pacífica.

La hermana dijo creer que Matos “ha llegado a un punto de desilusión por la propia vida que le ha tocado y le está tocando vivir a tantos cubanos, que cree con un convencimiento total que una acción como esa que llevó a cabo sentándose en medio de la calzada de Bauta, puede llegar a otros a decir sin violencia, con respeto y aparente calma... ¿Hasta cuándo, vamos a seguir aguantando?”.

“La historia de mi hermano pocas personas la pueden llegar a entender, a veces yo también quiero justificar su actitud de este último año, sobre todo, diciendo... Mi hermano ha perdido la cabeza...”, manifestó en su emotivo escrito.

La mujer, que afirmó ayudar monetariamente desde España a su hermano, confesó: “No puedo explicar, ni creo que nadie ni siquiera mi familia pueda entender qué frustración siento mientras intento seguir adelante con mi vida y mi familia, intentando entender por qué ese chico con tanto potencial está ahora como está”.

“Mi hermano no ha sido una persona de ir dando la nota, era alguien discreto, respetuoso, una persona culta con la que puedes tener tu mejor conversación profunda; de hecho, es mi persona favorita con quien podía divagar y profundizar en temas que no cualquiera tiene la facultad para expresar, entenderme y compartir puntos de vista tan diferentes a lo generalmente correcto o impuesto por la sociedad”, describió.

“Hay mucho para contar del declive del ser humano y en este caso el de mi hermano Ariel. De momento estoy a la espera de alguna noticia, intentando mantener la calma desde España”, dijo la hermana del hombre. “Desde aquí no puedo hacer nada más que esperar y pedir que le vuelva la esperanza y no hago más que pensar...”.

“¿Esperanza?... Mi hermano no sabe ya qué significa...”, fueron las desconsoladas palabras con las que finalizó su carta.

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