Rolando Tucker: Un mosquetero elegante y virtuoso

“Hoy se necesita un ejército de ‘reparadores de sueños’ (...) La esgrima me enseñó que el crecimiento humano es casi infinito y que la gente se merece soñar”, afirma Rolando Tucker, una de las figuras cimeras de la esgrima cubana, en entrevista con CiberCuba.

El excepcional esgrimista cubano Rolando Tucker es entrenador de florete en una universidad en EE.UU. © Cortesía a CiberCuba
El excepcional esgrimista cubano Rolando Tucker es entrenador de florete en una universidad en EE.UU. Foto © Cortesía a CiberCuba

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La época de oro de la esgrima cubana tuvo figuras cimeras que alcanzaron podios olímpicos y mundiales; una de esas leyendas es el elegante y virtuoso floretista Rolando Tucker, quien hoy accede a intercambiar “estocadas” con CiberCuba.

¿Qué hace ahora el extraordinario esgrimista cubano Rolando Tucker?

Gracias por lo de “extraordinario”. Es todo un halago viniendo de una superstar del periodismo deportivo. Actualmente estoy en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, donde me desempeño como entrenador de florete.

Muy contento con mi trabajo y con la calidad humana de mis compañeros. Es inmejorable, y el ambiente laboral también. Esto se aprecia en los resultados del equipo: hemos ganado cuatro de los últimos cinco Campeonatos Nacionales Universitarios (NCAA).

Trabajando en este maravilloso elenco he tenido el placer y la suerte de entrenar hace tres años al más talentoso de los alumnos que he tenido, Nick Itkin, quien es actualmente el número tres del ranking del mundo.

También tengo la oportunidad de seguir el trabajo que hemos venido haciendo con mi hija Ariadna, que está despuntando muy bien en las Copas del Mundo absolutas. Tiene 20 años y estudia Psicología en la misma universidad donde trabajo. Tengo otra hija, Frida, de 17, que va para el último año de High School.


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Tucker con el equipo de la Universidad de Notre Dame, tras ganar el Campeonato Nacional Universitario (NCAA) 2025. Foto: Cortesía a CiberCuba

Volviendo a mi trabajo, este se desarrolla en un ambiente superprofesional y los cuatro entrenadores del programa somos muy dedicados al resultado de los atletas.

Este programa en sí cuenta con todo un equipo integral de profesionales (armero, fisioterapeutas, preparadores físicos, psicólogos, etc.). No alardeo si te digo que mencionarlos a todos formarían una larga lista. Esto solo hablando de los floretistas. Si nos vamos a las otras armas, también hay muchos campeones.

Y es que la esgrima en Estados Unidos ha subido como la espuma. No sólo dicen presente en el nivel continental sino en el universal. Ejemplos se multiplican.

Tucker sé que no te limitas a entrenarlos. Además de eso, ¿qué papel realizas?

Además de entrenarlos, me encanta dar charlas que inspiren a los jóvenes a atreverse a soñar. Mi manera de enseñar esgrima es realmente un medio para darles a los atletas un curso de desarrollo personal, en el que aprenden habilidades para el éxito en la vida aplicadas a la esgrima.

En estos momentos entrenamos a varios floretistas que sobresalen, por ejemplo, Liam Bas y Victoria Pevzner, campeones del mundo junior por equipos en este 2025, y Chase Emmer, titular del Torneo Nacional Universitario individual y medallista en una Copa del Mundo dos años atrás.

Además, a Josefina Conway, monarca nacional de División 1, y Ariadna Tucker, top 8 en el Campeonato Mundial Junior 2024.

¿Cómo llegas a Estados Unidos?

Llegué con mi familia en 2014, pero primero te hago una historia rápida, ¿te parece?

En el año 2001 salí de Cuba y me fui a vivir con mi esposa en Valencia, España. Allí empecé trabajando en el Club de Esgrima del Mediterráneo de Valencia.

Como la esgrima es un deporte minoritario, hice varios trabajos paralelos para poder completar un salario suficiente. Así, me mantuve trabajando durante un tiempo desde las cinco hasta las siete de la mañana repartiendo periódicos; luego, de 9 a.m. a 3 p.m. como agente de seguros de MAPFRE, y desde las 5 hasta las 9 p.m. en la sala de esgrima.

Era un estilo de vida realmente difícil de mantener. No descansaba y me dormía hasta en los semáforos. Fue entonces que decidí dejar el reparto de periódicos y centrarme en la agencia de seguros y la esgrima.

Te hago esta pequeña historia porque sé que hay mucha gente ahora mismo luchando con la vida y les quiero animar a que sepan que es sólo una etapa que también pasará y si continúan luchando dignamente, a brazo partido, un día su oportunidad les va a llegar a ellos también.

Como el tema esgrima no mejoraba económicamente y los seguros iban a peor, después de estar 10 años trabajando en ellos, empecé a buscar otras opciones.

Siempre creí que cuando la caja está vacía es tontería seguir buscando lo que no encuentras en la misma caja. Como ha dicho Pablito Milanés: “Aferrarse a las cosas detenidas es ausentarse un poco de la vida”. ¡Así que me salí de la caja… jajaja!

Busqué cuáles serían las mejores opciones para mí y, entre otras, empecé a indagar sobre la esgrima en EE.UU. Un amigo envió mi curriculum a un club y en menos de una semana contactaron conmigo para ir a dar un training camp.

Del campo de entrenamiento surgió la posibilidad de quedarme trabajando con ellos y así fue que en 2014 me vine a Estados Unidos a trabajar en el club Fencing Sports Academy.

¿La familia… toda contigo?

Sí. Comenta mi mujer que en valenciano se dice: “On va la corda va el pual”, lo que en castellano significa que “a donde va la cuerda va el cubo de agua”. O sea, nos tiramos todos juntos al pozo. Si había agua aprendíamos a nadar y si no, pues nos estrellábamos juntos… Jajajaja…

Al principio, la idea era venir yo a probar un año para ver qué tal; ellas vendrían luego. Pero, indiscutiblemente, la idea de salir todos me gustó muchísimo más.

Junto a sus dos hijas, Ariadna (izquierda) y Frida (derecha). Foto: Cortesía a CiberCuba

Te despediste muy joven del equipo Cuba. ¿Cuántos años en la selección nacional, por qué te fuiste después del Mundial de Ciudad del Cabo en 1997 si estabas “entero”?

Estuve 10 años en el equipo nacional. Desde 1990 hasta el 2000. Me lesioné en el Mundial del 95. Ahí está el video en mi canal de Youtube, donde estoy cojeando cuando tiraba la final y hasta me caigo porque me costaba horrores tenerme en pie.

Aparentemente, salí de la lesión después que me operaron, pero fue sólo una ilusión. Siguió molestando mucho y cada vez más.

Además, por adoptar posturas raras para evitar el dolor me lesioné la rodilla derecha y tuvieron que operarme también. Siguiendo en la misma dinámica, empecé a resentirme toda la cadera (hoy en día no puedo estar muchas horas sentado sin que me duela o se me duerma la pierna).

Entrenar era un sufrimiento y eso empezó a desmotivarme, y la consecuencia normal es que los resultados ya no eran iguales y dejé de ser el número 1 del mundo.

Después de estar tres años de número 1, yo sabía que tenía un solo camino. Era evidente que la esgrima y yo ya nos habíamos dado lo mejor que nos podíamos dar: yo, mi juventud y mi físico; ella, muchas alegrías, reconocimiento y algo no menos importante que lo anterior, un medio de vida para mí, mis padres y mi hermano.

Pero, una vez más, las palabras de Pablito tenían total vigencia. Ya la esgrima se había detenido para mí porque nunca volvería a rendir a tan alto nivel, me estaba rompiendo el cuerpo y, además, ya me había casado y vivía separado de mi mujer por normas (impuestas por el sistema en el que yo vivía) que escapan del sentido común y toda lógica del desarrollo humano.

Vamos a olvidar los momentos tristes y a recordar los alegres, que en tu carrera fueron numerosos. Cuéntame una anécdota de ese Cerro Pelado que viviste y, si puedes, compáralo con el momento actual que, realmente, distan mucho uno de otro.

De mi etapa en el Cerro Pelado recuerdo el comedor olímpico… jajajaja. En la Cuba de aquella época era una delicia poder comer allí todos los días. Recuerdo los eternos partidos de fútbol que jugábamos después del entrenamiento con todos los compañeros de equipo y con otras armas. Recuerdo la rivalidad y la camaradería, al mismo tiempo.

Te diré que tuve dos compañeros que me dieron un ejemplo de limpieza de las almas de los hombres: Raúl Perojo y Eddy Patterson. Casualmente, ellos dos estaban eliminándose entre ellos para sacar el cuarto hombre que haría el equipo en una de las giras.

Estoy convencido de que eran conscientes de cuán importante era para sus vidas (no sólo por las medallas, hay que recordar que hacer equipo y viajar era casi un asunto de comer mejor o peor, para ti y toda tu familia).

Ellos peleaban con todas sus fuerzas, pero a la vez se ayudaban mutuamente, se apoyaban; si alguno necesitaba un cable o un florete encima de la pista, el otro era el primero que salía corriendo a buscarlo.

Aquello era increíble. Ellos me admiraban porque yo era el número 1, pero yo desde entonces los admiré muchísimo más, porque creo que lo más importante es ser buenos seres humanos, y todo lo demás también pasará.

Esta anécdota es sólo un ejemplo más de la clase de personas que integraban ese equipo y del porqué, aunque éramos muy buenos individualmente, cosechamos más logros por equipos.

¿Por eso alcanzaron el primerísimo nivel como equipo en el planeta?

El nivel alcanzado siempre digo que fue el resultado de un largo proceso de evolución y desarrollo del deporte cubano y de la esgrima en particular. Creo que nadie triunfa solo, y aunque por supuesto que yo puse mi talento y mi esfuerzo descomunal, también estaban todas las condiciones para que esto floreciera y diera frutos.

Por ejemplo, creo que sin mi compañero Elvis Gregory yo no hubiese llegado tan lejos, porque con su actuar me enseñó que nosotros también podíamos ganarles a los europeos y que el límite era el cielo.

No es que me lo dijo, es que él es así y yo lo vi, observé, medité, interpreté y le di la razón. Me decidí a que no me iban a seguir ganando. Pero creo que, al yo llegar a ser número 1 antes que él, también lo motivé a que aún tenía mucho más que dar.

Así que me gusta pensar que le devolví el favor inspirándolo. De esta forma, él también fue número 1 del mundo. Creo que esa combinación de ambición sin límites, talento, camaradería y buen hacer de nuestros entrenadores fue lo que nos catapultó a lo más alto de la élite mundial.

Al centro de la foto, Elvis Gregory y Rolando Tucker. Foto: Cortesía a CiberCuba

¿Satisfecho con lo logrado?

Ciertamente, estoy orgulloso de lo conseguido. Es mucho más de lo que soñé. Yo era un niño que soñaba con construir un robot. Me leía libros de Física recreativa y me gustaban las revistas científicas.

Elvis siempre se ríe de mí porque recuerda que un día llegó a mi casa un 31 de diciembre, que en Cuba todos están de fiesta y además es mi cumpleaños, y me encontró, a media luz, jugando ajedrez con mi madre. Jajajaja…

Ya ves que de deportista tenía poco. Y sigo teniendo poco. Me gusta ver fútbol, voli, atletismo…, pero sin ser un seguidor o fanático. Mientras todos discuten sobre fútbol o quieren ver la final de la liga de béisbol, yo realmente estoy más interesado en aprender a escuchar mejor a los otros y en ver videos de Jorge Bucay (psicólogo argentino) y Mario Alonso Puig, conferencista y neurocirujano; incluso, cualquier discusión entre mis amigos profesores de Física y Matemáticas en la Universidad de Notre Dame.

Suelo bromear con que yo no soy deportista, yo soy esgrimista. La esgrima me llama la atención por su componente intelectual y por la relación momento-tiempo-distancia-ángulos, cuya comprensión para mí también resulta la mejor manera de comprender el mundo que nos rodea.

Te explico esto para que entiendas por qué no estaba en mi cabeza ser un campeón. Yo admiraba a Efigenio Favier, floretista, porque era el número 30 del ranking del mundo, y a Tulio Díaz porque fue subcampeón del mundo, ¿entiendes?

Eso para mí era estratosférico. Y mira: yo estuve tres años siendo el número 1 y fui campeón mundial. Pudimos ganar más cosas, cierto, pero mi padre siempre dijo: “Sé feliz con lo que tienes y lucha por lo que te falta”.

Como no puedo luchar por tener más resultados, pues me quedo feliz con lo que tengo. La vida es sorprendente y maravillosa. Por eso, parte de mi actividad profesional actual es hablar a otros para inspirarlos.

Igual que se necesitaba “una carga para matar bribones”, hoy se necesita un ejército de “reparadores de sueños”. Yo me considero uno, y ahora estoy trabajando para formar un escuadrón. Dar esas charlas en los clubes, federaciones, salas de esgrima, etc. es una de las cosas que más feliz me hace.

Además de desempeñarse como entrenador de florete, da charlas para inspirar a los jóvenes atletas. Foto: Cortesía a CiberCuba

Estoy desarrollando un proyecto que se llama Fencing Pro Tech, para cumplir con mi sueño de traer las nuevas tecnologías a la esgrima. Se trata de clases en línea que me permiten llevar el conocimiento y la práctica de la esgrima a sitios donde quizás no tienen acceso a entrenadores de alto nivel o, incluso, ni siquiera a una sala de esgrima.

Y es que, además de las medallas que me pusieron en el cuello, la esgrima me dio muchas cosas mejores. Las medallas tienen un componente de ego que está bien, no digo que no, pero no es todo.

Más que eso me dio un hermano: ¡Elvis Gregory Gil! Me llevó a España a conocer a una mujer, Mari Carmen, que no es la perfecta, pero es la ideal para mí, y encima con la suerte de que accede a casarse conmigo.

La esgrima me enseñó que el crecimiento humano es casi infinito y que la gente se merece soñar… ¡soñar aun cuando no alcances esos sueños! Y que lo mejor de ganar una medalla es aprenderse el camino para guiar a otros a conseguirla.

Filósofo me has salido Rolando… ¿Cuál fue tu momento más feliz?

Bueno, de los mundiales te diré que el más feliz fue el primer oro por equipos en Budapest 91. Porque fue inesperado; se sentía increíble. Compartir la alegría con mis compañeros de equipo y con toda la delegación. Ver la alegría de tantos otros países que compartían con nosotros como si fuese de ellos la medalla.

En el 94, cuando gané oro individual. Realmente estaba tan concentrado en eso de distancia-momento-tiempo, acciones-oponentes-etc., que casi no me enteré de la hazaña que estaba consiguiendo.

Ese estado de flow jamás me volvió a llegar tan perfecto, a pesar de buscarlo. Ese día fue natural. El mundial del 95, en la final, yo estaba tan adolorido que ni veía a mis compañeros tirar, sólo pensaba: “Vamos que tú puedes, sólo te quedan 15 toques por dar”. Luego, “sólo te quedan 10 toques…”; luego, “sólo te quedan cinco…”.

Cuando acabé ese último combate fue como si me quitaran una losa de encima. Y gracias a Dios que ¡¡al final, ganamos!!

Hablando de rivales. A la distancia, ¿cuál fue el más difícil?

El rival más difícil siempre fue mi hermano Elvis. Pareciera que siempre sabía lo que le iba a hacer. Pero para mí, sin dudas, el mejor floretista que he visto tirar es el ucraniano Serguei Gouloubitsky, que competía entonces por la ya desaparecida URSS. Yo me deleitaba viendo tirar a esos dos grandes.

Hubo muchos otros muy buenos tiradores, sería bastante largo nombrarlos a todos. Eso sí, los zurdos siempre me dieron muchos problemas. Incluso, en el Mundial que yo gané individual en el 94, sólo perdí un combate y fue con un tirador que no era de los mejores… pero era zurdo. Creo que en la poule sólo me ganó a mí y yo sólo perdí con él. Jajajaja… Curioso, ¿cierto?

Situación actual en Cuba, ¿qué opinas de la cantidad de deportistas que abandonan la nave, no la Patria?

La situación actual del deporte en Cuba es penosa, al menos para mí. Me da pena, me duele ver cómo los resultados han bajado tanto. Pero es que la situación actual completa del país también lo es.

Estuve hace poco y vi mi escuela primaria despintada, con uniformes despintados, con ojos de ánimo despintado, con colores corroídos de tiempo, desidia y lo que es peor, la autocompasión.

Si las salas de esgrima ya no son lo que eran, los resultados tampoco lo serán. Es lógico. No me interesa de quién es la culpa ni la política. Me gusta centrarme en las soluciones y no en el problema ni en quién es el culpable ni de dónde vino.

Los deportistas se van porque son personas también. Los profesionales, entrenadores, siguen siendo personas, a quienes no les interesa el proceso largo de salida que pueda o no haber para su situación. No les interesa porque su tiempo vital es corto y se acaba. Necesitan solucionar su situación ya, para seguir mejorando. Es una cuestión humana, lógica y normal.

Además de tu labor como entrenador, sé que estás en otro proyecto.

Así es. Estoy intentando apoyar a la Peña de la esgrima en Cuba y la idea de su presidente Jesús Ortiz, valioso exsablista, de unir a los esgrimistas cubanos tanto de afuera como de adentro del país. Eso me parece algo bonito. De hecho, soy integrante de la peña.

Ortiz es profesor de profesores y fue muchos años jefe de cátedra de la especialidad de esgrima en el “Fajardo” y medallista en Copas del Mundo como atleta.

Además de lo que ya te comenté de mi proyecto Fencing Pro Tech, que sería materializar un sueño.

Tres oros mundiales, un bronce olímpico que pudo ser mejor en Atlanta (por equipos), una vida en constante ascenso, un entrenador de primer nivel, padre, hijo, esposo... Rolando Tucker es un todoterreno de inteligencia y tenacidad.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un periodista antes de su publicación.



Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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