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Cuando su amiga se enteró de que habían robado en su bodega la noche anterior, lo primero que hizo fue llevarse las manos a la cabeza, inmediatamente después lloró, golpeó la pared y se culpó a sí misma por no haber sacado antes las últimas libras de arroz que le correspondían.
Lo sucedido fue para ella la certeza de que había perdido para siempre el poco arroz que llegó a través de la bodega.
Según advirtió el periódico oficialista Sierra Maestra en un artículo titulado La bodega es asunto de todos, la Empresa de Comercio no cuenta con recursos para reponer los productos robados en estas instalaciones.
En otras palabras: busca los alimentos que llegan racionados rápidos porque, si los roban, el régimen no los repondrá.
Esto ha encendido las alarmas entre la población, que enfrenta el temor constante de perder sus alimentos si no los recoge a tiempo.
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En medio de una profunda crisis económica, los robos a las bodegas han aumentado, lo que se atribuye, entre otras causas, a la acción de personas inescrupulosas y también a la falta de seguridad en muchas unidades de distribución.
El llamado desde la prensa oficial es claro: las familias deben recoger los mandados tan pronto como estén disponibles, pues en casa estarán más seguros.
El propio artículo oficialista también sugiere que las comunidades se organicen para cuidar estos espacios, y que se fomente el uso del sello de Plan Jaba, que permite a trabajadores autorizar a otros a comprar sus productos en su lugar.
Estas “recomendaciones” revelan una verdad incómoda: el régimen es incapaz de garantizar la seguridad de sus propias instalaciones y, en su lugar, recurre al “apoyo vecinal” para custodiar los escasos –y cada vez más insuficientes– alimentos que distribuye de forma racionada.
Todo ello, además, en medio de una severa crisis energética que expone a la población al riesgo de violencia.
La responsabilidad, según el vocero del régimen, no solo recae en los trabajadores del comercio. También los vecinos, los CDR, las organizaciones políticas y las personas que viven o transitan cerca deben contribuir a proteger los escasos alimentos de la población.
Porque lo que está dentro de la bodega es vital para muchas familias. Y perderlo, en tiempos como estos, puede ser una tragedia cotidiana, subrayó el periódico en un franco chantaje emocional, otra vieja táctica del régimen.
La creciente ola de robos a bodegas en Cuba ha dejado en evidencia la falta de control y seguridad en el sistema de distribución estatal.
Hace pocas semanas, una trabajadora fue brutalmente golpeada durante un asalto a una bodega en La Habana, en un hecho que generó indignación por la violencia empleada contra el personal de estos establecimientos.
Días después, dos administradores fueron sorprendidos robando dentro de las propias bodegas que dirigían, lo que refuerza la percepción de descomposición interna en el sistema y el involucramiento de personal estatal en estos delitos.
Esta situación ha generado alarma entre los ciudadanos, que ahora temen tanto a ladrones externos como a los propios encargados de resguardar los productos.
Según datos revelados recientemente, se han reportado más de 160 robos a bodegas estatales solo en lo que va de 2025.
Esta cifra oficial representa una escalada preocupante, y ha sido interpretada como reflejo del colapso del modelo de distribución en medio de la profunda crisis económica que atraviesa el país.
La propia ministra de Comercio Interior reconoció públicamente la gravedad del fenómeno, atribuyéndolo tanto a la falta de medios materiales como a deficiencias en la organización y vigilancia.
Su declaración, lejos de ofrecer soluciones concretas, confirmó que el Estado no está en condiciones de garantizar la protección de los alimentos que distribuye de forma racionada.
Preguntas frecuentes sobre la escasez y robos en las bodegas de Cuba
¿Por qué la Empresa de Comercio en Cuba no repone los productos robados de las bodegas?
La Empresa de Comercio no cuenta con recursos para reponer los productos robados en las bodegas. Esto se debe a la profunda crisis económica que atraviesa el país, lo que dificulta asegurar un suministro constante de alimentos básicos. Además, la falta de seguridad en muchas unidades de distribución incrementa el riesgo de robos, complicando aún más la situación.
¿Cómo afecta la falta de seguridad en las bodegas a la población cubana?
La falta de seguridad en las bodegas incrementa el temor de la población a perder sus alimentos si no los recogen a tiempo. Debido a la crisis económica y la creciente cantidad de robos, los productos racionados pueden desaparecer antes de que las personas los adquieran, lo que representa una amenaza a su ya precarizada seguridad alimentaria.
¿Qué medidas ha propuesto el gobierno cubano para enfrentar los robos en las bodegas?
El gobierno ha lanzado campañas como “Guardianes por mi bodega”, que buscan involucrar a la comunidad en la protección de las bodegas. Estas medidas incluyen la extensión de horarios de venta, uso de grupos de WhatsApp para avisar a los consumidores cuando llegan los productos, y recorridos nocturnos sorpresivos. Sin embargo, estas acciones han sido criticadas por trasladar responsabilidades estatales a la población sin solucionar el problema de fondo.
¿Cuál es la situación actual de la distribución de arroz en Cuba?
La distribución de arroz en Cuba es crítica debido a la escasez y los retrasos. El arroz se entrega de forma fraccionada y con prolongados retrasos, lo que provoca incertidumbre y descontento en la población. La producción nacional ha caído drásticamente, y el país depende de importaciones para satisfacer la demanda. Esta situación se ha visto reflejada en los elevados precios del arroz en el mercado informal.
¿Cómo ha impactado la crisis económica en las bodegas de Cuba?
La crisis económica ha provocado escasez crónica de alimentos en las bodegas, lo cual es un reflejo del colapso del sistema de distribución en el país. Los cubanos enfrentan largas esperas y reciben productos en cantidades insuficientes y condiciones deficientes. Esta situación genera un clima de incertidumbre y descontento entre la población, que ve comprometida su seguridad alimentaria.
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