La Giraldilla es símbolo y leyenda de La Habana y se ubica en lo más alto del Castillo de la Real Fuerza.
La figura que se encuentra actualmente no es la original pues la verdadera, de unos 110 centímetros de alto, se conserva en el Museo de la Ciudad, para su conservación.
Cuentan que la bella doña Isabel de Bobadilla, casada con Hernando de Soto, nombrado por el rey de España, Carlos I, como Capitán General de Cuba, esperaba durante largas horas a su esposo en la torre de vigía de la antigua vivienda del Gobernador de la Isla.
De Soto había dejado a Doña Isabel de Gobernadora y partió hacia territorio del actual Estados Unidos donde encuentra la muerte provocada por una fiebre incontrolable.
La leyenda cuenta que la enamorada murió de amor, pero otras fuentes aseguran que volvió con su familia a España. Unos años más tarde un artista habanero de origen canario, Gerónimo Martín Pinzón (1607-1649), se inspiró en aquella mujer que era un símbolo de la fidelidad conyugal y la esperanza y esculpió una figura en su recuerdo.
El entonces gobernador de la ciudad, don Juan Bitrián Viamonte, cuyo mandato abarcó desde 1630 al 34, mandó a fundir la escultura en bronce y colocarla, a modo de veleta, sobre la torre añadida poco tiempo después al Castillo de la Real Fuerza.
El gobernador Bitrán bautizó la veleta con el nombre de Giraldilla, en recuerdo de la Giralda de su ciudad natal, Sevilla. Así, la Giraldilla se fue convirtiendo en el símbolo de la ciudad de La Habana, con matices de leyenda e historia de amor.
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