Un clásico de la trompeta, los ritmos cubanos y el jazz latino, Alfredo Armenteros, Chocolate, falleció este miércoles en Nueva York, a los 87 años.
El más vital, el más prolífico y trotamundos de los trompetistas de la época de oro de la música cubana. Una leyenda que abarcó más de 60 años como intérprete de las más renombradas orquestas soneras y jazz bands de su tiempo, junto a luminarias de la estirpe de Arsenio Rodríguez, Beny Moré, Machito, Israel López “Cachao”, Nat King Cole y Dizzy Gillespie, y que aún octogenario continuaba en plena efervescencia creadora.
“Quiero ser recordado como el trompetista que tocó más tiempo y el que más gozó también”, acostumbraba a decir Chocolate, que vivió la mayor parte de su vida en un apartamento en el barrio neoyorquino de Harlem.
Chocolate -identificado como una suerte de Louis Armstrong latino- deja un aporte inmenso a la música cubana y continental, un voluminoso catálogo de grabaciones como solista, acompañante y director orquestal, y una obra llena de “inconfundible sabor e inagotable picardía”, como la definió Nat Chediak en su Diccionario de Jazz Latino.
Fuente del texto: Café Fuerte
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