El papa Francisco recorrió este viernes en silencio el campo de concentración nazi de Auschwitz, donde entre 1940 y 1942 fueron exterminados 150.000 polacos, y rezó ante cada una de las lápidas que recuerdan a las víctimas que perdieron la vida en ese lugar.
En este macabro recinto se produjo la muerte de niños, ancianos y enfermos, mientras que las personas sin patologías trabajaban en fábricas de munición, material de guerra y caucho. Conforme las fuerzas iban fallando, eran asesinados.
A su llegada fue recibido por el director del museo del campo y después se trasladó en un pequeño coche eléctrico al bloque 11, donde se encuentran las celdas subterráneas en las que se encerraba a los prisioneros para que murieran de hambre y sed.
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