Las opciones de alimentos en Cuba no solo son escasas, sino que además muchas veces carecen del debido control de calidad, e incluso, de salubridad.
Residentes en la Isla explican ―en este vídeo de “Hablemos Press” para Martí Noticias― los riesgos alimentarios a los que se ven expuestos los cubanos en su cotidiano de vida.
La carencia de alimentos trae como consecuencia muchos “inventos” y fraudes que pueden resultar peligrosos para la salud
Igualmente, en ocasiones las propias tiendas comercializan productos caducados o van a parar a vendedores ambulantes, lo que hace que el riesgo sea exactamente el mismo.
Las empresas comercializadoras de alimentos en la Isla, en ocasiones, se lavan las manos en lo relativo a la responsabilidad que tienen en el control de los productos que se venden a la población.
Consideran que ellos garantizan la calidad de los productos de la venta mayorista, pero no se hacen responsables de la posible adulteración, luego que sale de las fábricas o industrias.
Sin embargo, algunos productos pertenecientes a la canasta básica, al mercado liberado o la industria artesanal, presentan también problemas de calidad: la jamonada, el yogur de soya o los refrescos gaseados, son vendidos por el Estado y muchas veces no poseen los estándares de calidad requeridos.
Tampoco existe un control de calidad sobre los alimentos que se comercializan en los mercados agropecuarios, donde muchas veces se venden carnes que llevan largo tiempo sin refrigeración.
La mala calidad de los alimentos en Cuba fue reconocida, incluso, en las recientes sesiones de la Asamblea del Poder Popular, y allí el tema propició un intenso debate entre los diputados.
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