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Balseros recién llegados a EE.UU. aconsejan: “No se tiren al mar”

Un grupo de 27 balseros arribaron a costas norteamericanas el pasado viernes, tras 25 horas de travesía. Sin embargo, la experiencia fue tan dramática que alguno de ellos afirma no estar seguro de si lo volvería a hacer y, sobre todo, aconseja: "No se tiren al mar".

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Este artículo es de hace 7 años

El pasado viernes 9 de septiembre, en la noche, un grupo de 27 cubanos ―22 hombres y 5 mujeres― arribaron a costas norteamericanas.

Su travesía, comparada con la de otros muchos balseros que arriban a EE.UU., fue breve, pues solo estuvieron 25 horas en el mar.

La experiencia, no obstante, fue intensa: presencia de tiburones, un herido (que se accidentó con el motor de la balsa) y la posibilidad de quedarse estancados en una isla remota, que fue el primer lugar al que llegaron.

Su testimonio, ofrecido en entrevista concedida a El Nuevo Herald, es estremecedor por la sinceridad con la que dos de esos balseros ―nombrados Eloy Jesús Jáuregui y Yohan Hernández― explican sus motivaciones para lanzarse al mar, y también sus impresiones personales de lo vivido.

Al poner en una balanza lo difícil y dramático de la experiencia, alguno considera que no lo haría nuevamente, y se atreve a aconsejar: “No se tiren al mar”.

“No se lo aconsejo a nadie porque esos viajes son peligrosos y uno no sabe lo mal que lo pasa hasta que no se tira en una embarcación de esas”, comenta Yohan Hernández (28 años).

Y añade:

“Fueron las 25 horas más malas de mi vida. A mí me han dicho ‘no te tires porque es peligroso’, pero uno nunca sabe hasta que lo hace”.

Según relata El Nuevo Herald:

“El viaje comenzó el jueves alrededor de las 10 p.m. en Bahía Honda, Pinar del Río. Luego de semanas de planificación, los 27 balseros, todos amigos y familiares de la municipalidad La Lisa, en La Habana, zarparon en la oscuridad de la noche en una embarcación rústica de madera de unos 20 pies de largo por siete de ancho, con tuberías de aluminio para mantenerse a flote y un motor de automóvil Isuzu”.

Como el primero lugar al que llegaron fue a un cayo deshabitado, y decidieron prenderle fuego a la embarcación para llamar la atención, pero nada.

Habían arribado a Cayos Marquesas, una serie de pequeñas islas deshabitadas que se encuentran a unas 30 millas al oeste de Cayo Hueso.

Ante el empeoramiento del herido, su hermano, Yohan Hernández, se lanzó al mar para llamar la atención de los tripulantes de un barco pesquero que pasó a una milla de ellos. El joven consiguió su propósito, y eso les salvó la vida.

En estos momentos, el herido se recupera en el hospital, y algunos de los balseros todavía se encuentran siendo asistidos por la organización Church World Service (CWS), en Doral.

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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide


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