Yeyson Olivera Pérez es un joven cubano de 16 años que sufre Parálisis Cerebral Infantil (PCI) desde el día que nació, y lo hace en medio de unas pésimas condiciones de vida.
Sus padres denuncian la situación de desamparo social e institucional por parte de las autoridades cubanas, que desde hace seis años han negado cualquier ayuda.
Esta familia vive en un taller de mecánica abandonado en el municipio de Cerro, en un local compartido con una veintena de familias que se resisten al desalojo.
La abundante humedad, la ausencia de servicio sanitario y las cortinas improvisadas en lugar de puertas marcan el día a día de estos cubanos. La carencia de agua potable los hace depender de la llegada de algún camión cisterna.
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