Delicada es la situación en que se encuentra un grupo de once cubanos detenidos en un centro de migración de Panamá. Salieron de Cuba en busca de un futuro mejor, muy apegado al llamado “sueño americano” que ―abruptamente pospuesto por la eliminación de la política de “Pies Secos, Pies Mojados― persiste como ilusión en muchos de estos migrantes.
Son protagonistas de una peligrosa travesía que los ha llevado a través varios países de forma ilegal en los últimos meses y que ha culminado, de momento, con su estancia en prisión.
Reclaman una mejor atención y una respuesta para sus casos que no pase por una deportación forzosa a la Isla, que es la posibilidad que más les preocupa.
En este vídeo ―difundido por Cubanet― uno de ellos explica que están sufriendo abusos policiales y migratorios, y acusa al presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, de estar aliado con las autoridades cubanas para no darle una solución a su problema.
Algunos han pedido que los regresen a Colombia, país del que venían, pero según el testimonio ofrecido aquí, las autoridades panameñas hasta el momento no les han dado ninguna explicación ni respuesta a su petición.
“Esto es lo último aquí, demasiados abusos. Estamos sufriendo demasiado, nos separaron de nuestras mujeres, y nos están maltratando a nosotros y a ellas, a las cuales les han dado golpes. Ellos (los guardias) ya están usando la fuerza, esto es una locura aquí, la verdadera locura”, explica un joven.
“Nosotros llevamos aquí ya 51 días, sin justificación, sin explicación. A nosotros nadie nos ha explicado nada, no nos dan una respuesta de nada: por ejemplo, del por qué estamos aquí, nosotros prácticamente no existimos y así nos lo hizo entender Ronaldo Mendoza, comisionado de Emigración de Panamá”, añade.
Ha explicado también que muchos de los prisioneros han perdido la calma debido a la falta de información, ya que las autoridades panameñas los encierran y después no les notifican nada nuevo sobre su situación.
“Nos esposaron a todos, incluso a nuestras mujeres, las cuales fueron torturadas psicológicamente por la oficial Evelin Veldía, pero además se las llevaron a otra prisión separadas de nosotros (….) Aquí nos tienen hace 51 días en una prisión secreta donde hay prisioneros de todas partes del mundo”, agrega a su testimonio.
Y menciona el caso de algunos que “se han querido ahorcar, han querido cortarse las venas e, incluso, se han querido picar la barriga’’.
Según ha relatado este migrante, en su caso fue víctima de una golpiza y le fracturaron uno de los dedos de la mano. “Nos golpearon durante una protesta que hicimos porque estamos desesperados”, insistió.
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