Ciudadanos cubanos aseguran que la imposibilidad de que determinadas empresas cubanas asuman con calidad y prontitud la reparación y los servicios en muchas de las necesidades que tiene el cubano actualmente, propician no la aparición de los llamados "timadores" pero sí que el ciudadano necesitado termine cayendo en las garras de estas lacras.
Un periodista de Palenque Visión salió a la calle a entrevistar a los ciudadanos cubanos y estos cuentan que son ya muchos los que dicen tener "los estudios" de albañilería, relojería, sastrería, carpintería y otros, pero que en realidad son unos vagos chapuceros, que nunca terminan lo que prometen, que te venden lo que no pueden hacer y lo peor: actúan fuera de la ley.
Porque aunque paguen impuestos a la ONAT, el marco jurídico mediante el cual un afectado pudiera establecer una demanda a estos timadores, es un hilo fino que muchas veces se rompe y no existe modo de subsanar la herida.
Los afectados se sienten indefensos, y quienes cometen "el delito" se sienten impunes.
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