Para buena parte de la población cubana los datos del auge del turismo extranjero en la Isla, sus consecuentes beneficios económicos y las previsiones al alza son informaciones y noticias difícilmente coherentes con la realidad que viven día a día.
Y no porque a muchos de los ciudadanos de a pie, que malviven de sus salarios o mejor-viven por la ayuda del exterior, les sea prohibitivo acceder a los centros de ocio frecuentados por el visitante foráneo, sino porque ni en los servicios que reciben, ni en los lugares de diversión o centros asistenciales a que acuden se perciben la bonanza o el esplendor económicos.
Tristemente los testimonios de este material tienen de todo menos de novedosos pues desde hace mucho tiempo cubanos que se preguntan a dónde van a parar los ingresos obtenidos del saludable sector del turismo.
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