Una Carta Magna compuesta y discutida por los mismos que definieron la de 1976, que recurren a la treta de impedir votar a los millones de cubanos residentes en el exterior, que se fueron forzosamente por razones políticas y en alguna medida económicas.
Muchas personas son exactamente iguales, idénticas a los que disfrazaron su intransigencia con la palabra "comunista" en la isla hace ya sesenta años, albergan el mismo tipo de odio, sólo que desde la acera opuesta, sin darse cuenta de que hacer esto precisamente perpetúa el juego
Martin Guevara retrata un Che que no se limitó a obedecer a Fidel.
Hay quien los condena por no hacer lo que nadie hizo en los sesenta años que dura la lobotomía del consciente colectivo cubano, y los critican como si nosotros no hubiésemos soñado estar afuera.
Declarar a Maradona como el ejemplo de deportista humilde a seguir es algo que mueve a la risa primero, a la tristeza luego y más tarde, irremisiblemente, a la más aguda indignación.
Es imposible explicar que un gobierno detenga a una incipiente clase media que comienza a dar soluciones tímidas aún pero reales, genuinas, autóctonas
¿Por qué debería la oposición, además de ser encarcelada, prohibida, perseguida, estar condenada a contrarrestar la propaganda y los recursos del aparato estatal con la más absoluta de las austeridades?
A los dos años del triunfo de la Revolución, ya sin ambages, sin un Fidel jurando que rechazaba de plano el comunismo, Cuba, la bella se puso de novia oficialmente con la URSS con la cual ya llevaba un noviazgo extraoficial aunque conocido por todo el barrio.
El cubano de a pie está completamente al margen de la política participativa, real, transformadora, le es ajena hasta el punto que ni la desea, ni forma parte de sus aspiraciones.
Antes de salir cada uno a la casa de su amante a bajarse su pomo de ron y lijar su pernil de jamón para disipar el agobio de seis horas de muela interminable, la reunión exigía que todos votasen los puntos que se habían tocado durante los milenios que pareció durar el acto.
Aquellos de la generación “Fidel” que emigraron a Miami, de repente se vieron compelidos a llamarle por su primer apellido, ya que llamarlo por su nombre de pila era una muestra de sospechosa cercanía.
La gran mayoría de los repatriados piensan en invertir para disfrutar del capitalismo en su propia tierra en el momento en que este cobre mayor presencia y no para volver a hacer uso de las paupérrimas bondades del fracasado comunismo.
No se fue a vivir a Alamar, en la microbrigada, aunque tuvo una linda casa en Cojimar de las que tenía decenas en el territorio nacional, justo a la entrada de Alamar antes de convertirse en la estética del socialismo "bachiplanero", ni se fue a vivir a Párraga ni a Jatibonico, sino que prefirió algo más exclusiv
Martin Guevara retrata un Che que no se limitó a obedecer a Fidel.
Hay quien los condena por no hacer lo que nadie hizo en los sesenta años que dura la lobotomía del consciente colectivo cubano, y los critican como si nosotros no hubiésemos soñado estar afuera.
Declarar a Maradona como el ejemplo de deportista humilde a seguir es algo que mueve a la risa primero, a la tristeza luego y más tarde, irremisiblemente, a la más aguda indignación.
Es imposible explicar que un gobierno detenga a una incipiente clase media que comienza a dar soluciones tímidas aún pero reales, genuinas, autóctonas
¿Por qué debería la oposición, además de ser encarcelada, prohibida, perseguida, estar condenada a contrarrestar la propaganda y los recursos del aparato estatal con la más absoluta de las austeridades?
A los dos años del triunfo de la Revolución, ya sin ambages, sin un Fidel jurando que rechazaba de plano el comunismo, Cuba, la bella se puso de novia oficialmente con la URSS con la cual ya llevaba un noviazgo extraoficial aunque conocido por todo el barrio.
El cubano de a pie está completamente al margen de la política participativa, real, transformadora, le es ajena hasta el punto que ni la desea, ni forma parte de sus aspiraciones.
Antes de salir cada uno a la casa de su amante a bajarse su pomo de ron y lijar su pernil de jamón para disipar el agobio de seis horas de muela interminable, la reunión exigía que todos votasen los puntos que se habían tocado durante los milenios que pareció durar el acto.
Aquellos de la generación “Fidel” que emigraron a Miami, de repente se vieron compelidos a llamarle por su primer apellido, ya que llamarlo por su nombre de pila era una muestra de sospechosa cercanía.
La gran mayoría de los repatriados piensan en invertir para disfrutar del capitalismo en su propia tierra en el momento en que este cobre mayor presencia y no para volver a hacer uso de las paupérrimas bondades del fracasado comunismo.
No se fue a vivir a Alamar, en la microbrigada, aunque tuvo una linda casa en Cojimar de las que tenía decenas en el territorio nacional, justo a la entrada de Alamar antes de convertirse en la estética del socialismo "bachiplanero", ni se fue a vivir a Párraga ni a Jatibonico, sino que prefirió algo más exclusiv