En la actualidad existen más de dos millones de cubanos que no viven en la Isla. Sus razones para haber decidido emprender un periplo migratorio son tan diversas como sus orígenes y sus metas.
Si bien en todas las personas que me emigran está el común deseo de 'progresar' -rara vez alguien decide voluntaria y conscientemente un camino que le perjudique- en el caso de los cubanos hay otros elementos relacionados con las singularidades de la sociedad cubana, que los impulsan a abandonar la Isla y lanzarse a otras tierras para seguir construyendo sus vidas.
A continuación dejamos algunas de esas razones que hacen que los cubanos emigren de su país natal:
1) Dejar de vivir al filo de la ley
Marchan para no tener que resolver, delinquir o estar todo el tiempo bordeando los límites de la legalidad o traspasándolos. ¿Quién no ha tenido que comprar una bolsa de leche 'robada' y revendida? ¿Quién puede hacer una obra o una reforma en la casa sin adquirir los materiales en el mercado negro? ¿Cuántos pueden permitirse pagar los elevadísimos precios de la carne de res que venden en la tienda? La lista de productos y necesidades cubiertas 'por la izquierda' es tan extensa como variada y es imposible vivir en la Isla manteniéndose al margen de este mercadeo.
2) Los problemas de vivienda
Tener una casa propia. Aunque en el extranjero vivas de alquiler toda tu vida o te llegue la senectud pagando una letra; no tener que padecer los conflictos generacionales tan al uso en Cuba -donde coexisten tantos familiares en un mismo domicilio- es una de las motivaciones más fuertes del cubano para marchar. Trabajar toda la vida para tener algo es, sin dudas, mejor plan que esperar a que se muera alguien o se marche otro para poder tener vivienda propia
3) Progresar laboral y profesionalmente
Se emigra, en ocasiones, para disfrutar del placer de tener metas, retos y sueños profesionales y del proceso para conseguirlos. Se emigra para que el trabajo permita vivir mejor y no solo sobrevivir.
En Cuba si tienes un negocio propio estarás asfixiado por las trabas, los sobornos de los inspectores y la odisea para hacer que funcione; si trabajas para el Estado vivirás con la certeza de saber que participas de una suerte de pantomima social que te hace levantarte todos los días, llegar y marchar cuando corresponde, hacer como que trabajas y en ocasiones hacerlo de verdad, sabiendo, sin embargo, que a fin de mes lo que recibirás te dará malamente para comprar un trocito de carne, algunos tomates y poco más.
4) Para que trasladarse de un lugar a otro no sea un calvario
La comida, la vivienda y el transporte son tres de los problemas más importantes que padece el cubano en su día a día. Conseguir que trasladarse sea solo 'un medio para' y no la gran batalla del día suma en la balanza de la decisión migratoria. Que un carro sea un utilitario y no un artículo de lujo también influye -por eso es que muchas veces luego termina siendo un artículo de ostentación de poder adquisitivo, pero ese es otro asunto y otro artículo.
5) Para pensar y opinar libremente
Poder decir lo que se piensa sin temor al "gran hermano" o al vecino chivatón, que aguza el oído para detectar deslealtades y ganarse de paso favores y beneficios.
El miedo a que alguien se vaya de lengua y te quite algunos de los pocos favores que te da el estado paternalista persigue a los cubanos casi a donde marchan. Cuesta deshacerse de ese lastre pero sin dudas vale, y mucho, la pena intentarlo.
Vivir en un país donde, a la par que se participa de la construcción y buen funcionamiento de la sociedad se les puede exigir en consecuencia a quienes la lideran, ha sido, también, razón de muchos cubanos para marchar de la Isla.
Poder disfrutar del derecho de estar en contra del gobierno o de alguna de sus políticas sin ser considerado un disidente o ‘contrarrevolucionario mal agradecido del sistema que ‘ha dado todo’ ha impulsado a no pocos cubanos a abandonar su país.
6) Para labrar un mejor futuro para los hijos
Y poder dejarles algo más que miserias y listas de fracasos y frustraciones. Si es triste y doloroso sentir que se ara en el mar, que se trabaja sin construir nada, que no solo no se avanza sino que se retrocede; peor es cuando se tiene familia y se siente que los límites para dejarle algo no son el esfuerzo y la voluntad propios, sino lo que el estado deja hacer dentro de lo poco que hay y que se puede.
Construir una vida de bien, poder darles opciones y posibilidades a los hijos, hacer que crezcan sin el temor al castigo por no ser confiables y sin tener que repetir consignas son, sin duda, otros de los elementos que más pesan.
7) Contribuir a hacerle la vida más llevadera al que se queda
Todo emigrante cubano -y sus familiares- sabe que el que marcha se convierte en el proveedor de todo cuando pueda necesitarse: medicinas, piezas de repuesto, comida, ropa y un largo e interminable etcétera.
Esto, lejos de entorpecer el proyecto migratorio de los cubanos o convertirse en una pesada carga de la que desea librarse; es la mayor fortaleza en las horas más amargas y los momentos de mayor incertidumbre. Sentir que se tiene la capacidad de poder ayudar a la familia, de poder hacer algo por ellos es el más potente motor para pasar obstáculos, miedos y reafirmarse en que marchar fue la decisión correcta.
8) La alimentación o poder, simplemente, comer mejor
Solo hay que ver el tiempo y el esfuerzo que dedican los cubanos para conseguir lo que llevan a la mesa y la añoranza con la que hablan de mariscos -quienes los han probado- o de la carne de res, para calibrar el mal estado de la alimentación en Cuba y el peso tan trascendente que tiene en sus habitantes.
Podría parecer un argumento de poco peso o poco sublime, pero estar bien alimentado, disfrutar del placer de una buena comida pagada con el sudor del trabajo; es tan legítimo como querer vivir en una sociedad democrática y no en un régimen dictatorial.
9) Viajar como cualquier ciudadano de un país libre
Conocer mundo y viajar. Vivir en una isla y no tener dinero para casi nada traen como resultado que muchos cubanos se sientan asfixiados y casi urgidos de salir, huir, marchar -casi a donde sea. A veces es esta la principal motivación de quien hace de otras tierras su lugar de residencia habitual.
10) Porque la realidad ha demostrado que ‘la cosa’ siempre se puede poner peor
No se piensa dos veces: se escapa cuando se puede.
Hoy puedes tener una licencia y disfrutar de cierta holgura económica por los beneficios que reporta un negocio privado; pero mañana viene algún pensante de turno y decide que incumples alguna regulación y de un plumazo pierdes tu fuente de ingreso y tu estabilidad.
En materia migratoria, además, la ocasión la pintan calva y los cubanos lo saben. Ya pasó con Ecuador -que antes servía de entrada 'cómoda' a América-, luego con la derogación de la política pies secos pies mojados. El cubano sabe que las puertas de salida son pocas y las opciones, limitadas, costosas y dificultosas por eso en cuanto se abre una brecha se cuelan.
¿Y tú? ¿Por qué marchaste de Cuba? ¿Cuáles fueron tus razones para emigrar?
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