“A ese lo quiero bien lejos de mí que es ¡tremendo conflictivo!”
Alterarse en Cuba y perder el autocontrol es algo que sucede con facilidad: las carencias y tribulaciones que se afrontan diariamente para conseguir lo más esencial, a veces resultan un ejercicio tan agotador, que si al final del día se te presenta algo que requiere las energías que ya no tienes porque las consumiste, entonces puede terminar acabándose también la poca paciencia que te queda y explotas.
Pero bueno, perder los estribos cuando es demasiado es algo comprensible. Lo inconcebible es que existan personas que estén buscando siempre el menor motivo para arma la pelea, la confrontación las discusiones, el malestar. Pero existen y son muy nocivas porque contaminan con las malas energías de su ira y su intolerancia el ambiente donde se encuentren.
Son aquellos que si los rozas sin querer en la guagua, comienzan a vociferar y ofender buscando una respuesta tuya que les permita explayarse y descargar su ira, frustraciones, complejos e inconformidades consigo mismos y con el mundo.
Es el tipo que nadie quiere tener cerca porque no está apto para vivir en colectividad y cuando desea oír música, sube al máximo volumen de su equipo y se la impone a los demás y si alguien le protesta es capaz de ofenderlo. El que sube al ómnibus con su aparato musical al máximo volumen donde suena un estruendoso reggaetón marginal y vulgar, no le basta y comienza a cantar también con pose retadora.
Esos que en la fiesta lejos de divertirse, cuando empiezan a hacerle efecto los primeros tragos, enseguida salen en busca del pretexto para pleitear. Pues para ellos el argot criollo creó unos cuantos epítetos que les vienen como anillo al dedo y son:
1. Conflictivo
2. Bravucón
3. Guapetón
4. Cheche
5. Fajarín
6. Ambientoso
7. Tiene tremenda rufa
8. Tremenda andina
9. Problemático
10. Buscapleitos
11. Es un Incómodo
12. En un sulfatao
Seguro hay muchos más, así que si conoces alguno que no esté en este top, aprovecha e inclúyelo en los comentarios.
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