Ya sabemos que el Internet les cuesta un ojo de la cara a los cubanos. Los precios son prohibitivos. Pero pongámoslo en perspectiva. ¿A cuánto equivale una hora de conexión wifi en la acera de un parque público?
1. Medio litro de aceite de cocina. Sirve para hacer que brille el arroz blanco, o freír tostones de plátano burro. Utilizado extendidamente para lubricar cadenas de bicicletas, llavines recios y en general cualquier cosa que implique penetración y deslizamiento difícil...
2. Nueve libras de arroz. Sirve para rellenarnos de algo sólido cuando comemos. La gente lo llama por su procedencia y no por su marca; por ejemplo: el arroz criollo, el vietnamita y el paquistaní, son los malos, mientras el argentino, el brasileño y el uruguayo, son los preferidos.
3. Un cartón de huevo. Sirve de plato fuerte en almuerzo y comida, y en las casas de los dirigentes, para desayunar. En otro tiempo se usó para repudiar “traidores” que querían abandonar la patria. En este tiempo se extrañan aquellos huevos, y hasta se sabe de “traidores” que han tenido el noble gesto de reponerle a sus vecinos los que gastaron en ellos.
4. Un paquete de perritos (salchichas). Sirve, esencialmente, para evocar el sabor y la textura de la carne. El 94 % de los cubanos reconocería haber comido perritos como plato fuerte durante 3 o más días consecutivos.
5. Una libra de bistec de cerdo. Sirve, esencialmente, para recordar que mañana toca otra vez perrito o huevo en la comida.
6. Una jaba de papas. Sirve para fijar la cotización de todo lo demás en la Isla. Si en Cuba hubiera una bolsa la papa sería el oro. Incluso es famoso el caso de un neurocirujano del Ameijeiras que tenía delirio de grandeza y se disfrazaba de vendedor de papas.
7. Una ida y una vuelta en Almendrón. Sirve para salir a otros municipios en busca de aceite, arroz, huevos, perritos, papas, y de vez en cuando, una librita de bistec de puerco.
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