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Auténtica botica francesa, única del mundo, en la ciudad de Matanzas

Matanzas posee una auténtica botica francesa, la única de su tipo conservada hoy en el mundo. Su inauguración data del 1 de enero de 1882, por obra de Ernesto Triolet y su yerno Juan Fermín de Figueroa.

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Botica Triolet Foto © Tvyumuri.icrt.cu

Este artículo es de hace 16 años

Aunque, tal vez, pueda parecer absurdo, tan lejos de la Torre Eiffel o el Museo del Louvre como en una ciudad cubana, abre sus puertas cada mañana una auténtica botica francesa, la única de su tipo conservada hoy en el mundo.

Su inauguración data del 1 de enero de 1882 en la ciudad de Matanzas, por obra de Ernesto Triolet y su yerno Juan Fermín de Figueroa.

Triolet fue un conocedor profundo de los principios activos de las plantas

Exportaba medicamentos a España, Francia y Estados Unidos. Patentó para la posteridad decenas de medicinas de base natural. Once de ellas fueron premiadas en la famosa Exposición de París de 1900.

Retrato de E. Triolet / Tvyumuri.icrt.cu

Esta histórica instalación prestó servicios hasta 1964, cuando fortuitamente fue convertida en museo. Más adelante extendió sus servicios como centro de información científica para estudiosos de la materia.

Posee un extenso legado didáctico

Pasaron a formar parte de este tesoro, libros de recetas con más de un millón de formulas originales a base de sustancias naturales. Así como cientos de ejemplares únicos de farmacia, medicina, química y botánica en español, inglés, francés y alemán.

Aquí guardan una gran colección de envases de porcelana francesa. Algunos decorados manualmente por encargo del dueño. Más de diez millones de piezas atesoran hoy el museo farmacéutico matancero.

El viejo laboratorio al fondo del patio aún conserva su horno de ladrillos, los trituradores, los morteros, alambiques y lixiviadotes de planchas de bronce hechos a mano.

Se encuentra en la calle Milanés frente al conocido Parque de la Libertad

Visitar este encantador lugar es como montarse a una máquina del tiempo. Se pueden encontrar todos los instrumentos y productos utilizados en aquella época, algunos importados y otros de producción propia, en perfecto estado de conservación.

También pueden apreciarse tres millones de etiquetas originales de los distintos productos fabricados en la botica. Todavía un cartel anuncia la efectividad contra el asma y el catarro del jarabe Triolet Café-Compuesto.

A este establecimiento acudían las familias más ricas del país, gracias al prestigio alcanzado por sus servicios. Pero los más pobres también podían llegarse y para ellos no se accionaba la caja registradora, gesto que fue recordado siempre por los matanceros.

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