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Cumbre en La Habana reafirma la decadencia de la izquierda zombi

Podría entenderse cierta rabia de la izquierda contra la burguesía y los opositores políticos, pero cuando un gobierno masacra a jóvenes o los exilia, que es el caso de Cuba, donde la mayoría de los hijos de revolucionarios están emigrados en el capitalismo, la izquierda baja un peldaño aún mayor en su degeneración,

Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro, Raúl Castro y Evo Morales en La Habana © Cubadebate / Irene Pérez
Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro, Raúl Castro y Evo Morales en La Habana Foto © Cubadebate / Irene Pérez

Este artículo es de hace 5 años

La reciente celebración en La Habana del llamado “Foro de Sao Paulo” confirmó la decadencia de la izquierda zombi, atrapada entre sus tentaciones de renacionalismos absurdos, la indigencia moral de no condenar crímenes como los que sacuden a Nicaragua, y la nefasta influencia del putinismo, a través de RT, que es el nuevo Espíritu Santo de los mediocres del progresismo mundial.

La crisis financiera y el surgimiento de partidos de extrema derecha en Europa, ha reorientado la estrategia de partidos comunistas y fuerzas de izquierda en el viejo continente –quizá con la excepción de Varoufakis y pocos más- y ahora evitan pronunciarse sobre conflictos remotos que puedan ahuyentar a posibles votantes no ideologizados, simplemente encabronados por los efectos de la crisis económica en sus vidas.

Esta ecuación no es nueva, ya lo intentó el Partido Comunista Francés (PCF) cuando comprobó, aterrado, que sus votantes de toda la vida se pasaban en masa a las huestes de Jean Marie Le Pen por su discurso duro frente a la inmigración, a la que los obreros europeos culpan de su precariedad.

Incluso antes, a fines de la década del 20 del siglo pasado, los comunistas alemanes tendieron puentes con el nazismo, agobiados por la corriente mayoritaria de simpatía de una mayoría de alemanes por Adolfo Hitler y sus ideas.

Por tanto, buena parte de la izquierda europea pasará de puntillas por conflictos remotos a ver si haciendo de avestruz consiguen mejorar sus resultados electorales. La otra parte, la más sectaria, sigue presa del aquella frase atribuida a Roosevelt: es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta.

Buena parte de la izquierda europea pasará de puntillas por conflictos remotos a ver si haciendo de avestruz consiguen mejorar sus resultados electorales

Recientemente, el aparato de Internacional de Podemos, intentó suavizar una resolución sobre la guerra en Siria en un debate en el Parlamento Europeo, sin cambiar la esencia, solo mencionando que Moscú y Teherán también tenían responsabilidades en el conflicto y el ala dura de Izquierda Unida (son aliados en varios frentes) saboteó la racionalidad que pretendían los errejonistas.

Wikipedia/ Pablo Iglesias en el mitín de fin de campaña de las elecciones europeas de 2014

Este cinismo es el que ha guiado a la izquierda reunida en La Habana a la hora de ignorar los crímenes de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra civiles nicaragüenses, como también pasó cuando los guardias bolivarianos dispararon a mansalva contra los jóvenes venezolanos, en 2017.

Podría entenderse cierta rabia de la izquierda contra la burguesía y los opositores políticos, pero cuando un gobierno masacra a jóvenes o los exilia, que es el caso de Cuba, donde la mayoría de los hijos de revolucionarios están emigrados en el capitalismo, la izquierda baja un peldaño aún mayor en su degeneración.

López Obrador, que debe haberse olido esta tostada y sabiendo que ha ganado con una fuerza transversal, ha desempolvado el viejo manual del PRI (uno de sus antiguos partidos) y se ha apuntado al principio de No intervención, curándose en salud ante posibles reclamos de una lado de otro para que se pronuncie sobre crisis actuales y venideras.

Por si fuera poco, y como fruto de la indigencia moral e intelectual que aflige a buena parte de la izquierda, el progresismo latinoamericano y sus aliados europeos han convertido a la emisora rusa con emisiones en idioma Español, RT, en el nuevo Espíritu Santo, reeditando el viejo estilo de dar como bueno todo lo que venga de Moscú.

RT es un instrumento al servicio de Vladimir Putin obsesionado con la idea de una Gran Rusia que nunca fue, salvo en extensión geográfica, mezclando lo peor del zarismo y del comunismo, con un fuerte discurso nacionalista de puertas para adentro, rezando porque Occidente levante las sanciones económicas y jugando a soliviantar a América Latina y contrarrestar a China, su otra obsesión geopolítica.

Captura de la web de RT

Que Putin juegue en clave mundial es entendible, pues también tiene sendos frentes abiertos con Ucrania y el cinturón musulmán de antiguas repúblicas soviéticas, más tensiones separatistas en el Cáucaso, pero de ahí a que la izquierda latinoamericana y parte de la europea compre RT va un buen trecho, que solo confirma la decadencia intelectual que asola a los progresistas.

Wikipedia/ Nicolás Maduro y Vladimir Putin

Y es una pena porque en todos los partidos de izquierda hay personas valiosas y con méritos profesionales que le permiten valorar correctamente las situaciones, como es el caso de Pablo Bustinduy, el jefe de Internacional de Podemos, pero que deben actuar como rehenes de sus aparatos y de sus intereses electorales cortoplacistas.

Tapar o soslayar las corruptelas de Lula, Dilma, los Kirchner más los excesos de Correa, que ahora es busto parlante en RT con su conocida verborrea infantiloide, y los crímenes de Maduro y los Ortega-Murillo ahonda en el suicido colectivo de buena parte de la izquierda mundial y aísla aún más al tardocastrismo de la izquierda racional, asqueada ante el cinismo de sus compañeros de viaje.

El gobierno cubano también se equivoca al apoyar estas causas derrotadas por la fuerza de la democracia en la región, la misma que echó a los aliados del tardocastrismo del poder y que se ha opuesto al amago trumpista de invasión norteamericana a Venezuela.

La democracia –entre otras cosas- establece que nadie está por encima de la ley y resulta llamativo que el gobierno cubano, auxiliado en una Controlaría General de la República en su batalla (una más) contra la corrupción sea tan laxo con la inmoralidad de sus aliados. Es un corrupto, pero es nuestro corrupto. Allá ustedes, que son blancos, reza un viejo refrán cubano.

La democracia –entre otras cosas- establece que nadie está por encima de la ley y resulta llamativo que el gobierno cubano sea tan laxo con la inmoralidad de sus aliados

Ya pueden pasearse por La Habana pobre del socialismo Estela Calloni, Atilio Borón e Ignacio Ramonet, entre otros muchos, deseosos de que Cuba resista las penurias de las que ellos están a salvo en las democracias neoliberales en la que viven y cotizan en libertad.

Más le vale a Miguel Díaz-Canel Bermúdez trabajar para pagar la deuda socioeconómica que el castrismo generó al pueblo cubano, que andar haciendo discursos y fotos con todos esos revolucionarios de salón que no dudarían en abandonar a Cuba en momentos difíciles con tal de salvar su pellejo.

Ejemplos sobran: García Márquez cuando Playa Girón, Angola cuando Dos Santos inició conversaciones secretas con USA en Cabo Verde, y parte del actual gobierno salvadoreño, entonces guerrilla, pactando una salida con los norteamericanos, también a espaldas de La Habana, que los había ayudado en todo lo posible, sobre la pobreza de los cubanos.

El Foro de Sao Paulo está muerto, por mucho que se empeñen sus promotores en vender ficciones y pese al clima propicio que genera el estilo Trump en la región, y está muerto porque ya la gente sabe que las mayores cuotas de riqueza y libertad las genera el capitalismo, pese a sus excesos y egoísmo de las oligarquías que propician ismos bolivarianos y orteguianos; que tanto recelo despertaban en Mújica, los Kirchner y, parcialmente, en Lula.

Y si alguien duda de la rigidez cadavérica, solo hay que ver que en estos días, el interés general de los sacrificados cubanos estaba puesto en el concierto de Gilberto Santa Rosa y en las “adecuaciones” de los timbiriches, que también serán burladas, como muestra el maniqueo serial televisivo “Tras la huella”.

La izquierda mundial está abocada a una profunda renovación o a reducirse a opciones marginales, como ocurre ya en muchos sitios, fruto de sus errores tacticista, y las corruptelas cuando gobiernan y que tanto irritan a los obreros que votan a la derecha o a partidos xenófobos.

La izquierda mundial está abocada a una profunda renovación o a reducirse a opciones marginales, como ocurre ya en muchos sitios, fruto de sus errores tacticista, y las corruptelas cuando gobiernan y que tanto irritan a los obreros que votan a la derecha o a partidos xenófobos

Una vez que cayó el Muro de Berlín y se desintegró la URSS, el mundo comprobó el acertijo del periodista cubano Ramón Vasconcelos que, en 1932, concluyó sus reportajes sobre una visita a la URSS, con la siguiente frase: he estado en el paraíso, de los pobres.

La reacción de la izquierda choqueada fue aferrarse a la ecología y algunos derechos sociales, con énfasis en la defensa de los colectivos gays, lesbianas, transgéneros. Ambos sectores reaccionaron vigorosamente a los intentos de manipulación porque la izquierda también atesora un largo rosario de atentados medioambientales y de persecución a homosexuales.

Como es habitual en los mediocres, esta defensa de la ecología y la homosexualidad también fue parcializada, pues se enfrascaron en atacar a las grandes empresas y países como USA y en hacer vista gorda con los excesos del comunismo contra la naturaleza y la homosexualidad.

Más tarde, con los ataques al Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York, la izquierda agitó el fantasma antiterrorista pretendiendo hacer bandera y de culpar, parcialmente, a USA de su desgracia. Hasta que el integrismo musulmán comenzó a cometer atentados en Europa, que obligó a matizar su discurso.

Pero como esa izquierda zombi se empeña siempre en mostrar su cobardía e incapacidad, se afanó en atacar a Israel por sus crímenes contra los palestinos, pero evitando denunciar el terrorismo de Al Fatah o las prácticas de esclavismo sexual infantil de los talibanes y caciques afganos o la brutalidad de Boko Haram en África.

Nada nuevo bajo el sol de la izquierda menguante. Todo lo que venga de mis aliados, aunque sean circunstanciales, hay que apoyarlo y la culpa de todo la tienen USA, el comodín preferido de muchos fracasados y –mira por dónde- George Soros, ese implacable especulador que maneja los hilos del mundo como si estuviera tejiendo medias.

Frente a este panorama, el tardocastrismo, ahora obsesionado con la posverdad y toda esa parafernalia de burócratas zafios y cobardes, debía concentrarse en capitalizar el patrimonio humano de Cuba, en fuga desde hace años, y en conseguir una relación mutuamente ventajosa con USA, el mercado más dinámico del mundo y donde viven casi dos millones de cubanos, en su mayoría honrados y trabajadores.

Y, si no fuera mucho pedir, apartarse de esa algarabía hueca que propagan RT y sus nuevos apóstoles, obsesionados con la idea de que un mundo mejor es posible, pero mientras llega, ellos resistirán desde Buenos Aires, Moscú o París, abrumados por lo mal que está todo, mientras hacen un alto en su fatigosa construcción del porvenir, ordenando al camarero: otra cerveza, por favor, y algo para picar, que ya es hora…

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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