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Cubanos opinan sobre la decisión del Gobierno de recibir el MS Braemar en la isla

Los casos que tenemos han entrado al país sin síntomas de COVID-19 y se han mezclado con la población sin saber que ya estaban enfermos.

MS Breamar Foto © Granma

Este artículo es de hace 4 años

Que la decisión cubana de recibir a los pasajeros y tripulantes del crucero británico MS Braemar fue la más correcta -como reza la versión oficial-, es un criterio cuestionado por un número considerable de cubanos.

Por más que los medios estatales han intentado convencer a la opinión pública de que se trató de un gesto humanitario, hay muchos que sostienen que detrás se esconde un interés político y económico.

Como entre los cruceristas -recibidos en el puerto del Mariel y trasladados por vía terrestre hasta el Aeropuerto Internacional José Martí- había cinco casos positivos al coronavirus y varios en cuarentena por síntomas propios de la enfermedad, más de un encuestado resalta que la disposición gubernamental no tuvo en cuenta el bienestar de los ciudadanos cubanos.

De acuerdo con Irma, esto ha generado un debate grande porque se trata de una situación en la que uno quiere hacer lo mejor para todos los seres humanos, pero el gobierno cubano debió poner por encima a su gente. Es decir, a los cubanos.

Además, destacó la abogada de 39 años, “detrás de un hecho aparentemente solidario se esconden segundas intenciones y también bastante hipocresía. Extendimos la mano, sí, mientras el cubano pasa más hambre que nunca. Ayudamos a cientos de personas, muchas de ellas de avanzada edad, pero al mismo tiempo pusimos a nuestra propia gente en peligro.

“No me extrañaría que esperemos alguna remuneración del Reino Unido, que es un imperio poderoso, y que el mundo nos vea con mejores ojos, ahora que el país está en una crisis tremenda. En la calle se habla mucho de que Cuba cobrará millones de dólares a los británicos y de que está haciendo bastante dinero con la venta de medicinas para la atención a pacientes con COVID-19”, indicó.

Al respecto, las palabras del informático Abel resumen una de las mayores interrogantes que se hacen a esta hora en Cuba: “¿Por qué el crucero no pudo atracar en Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Bermudas, Islas Caimán, Jamaica o Belice? ¿Por qué, si esos territorios son regidos por la reina Isabel II? Es curioso que esos lugares, con puertos, aeropuertos y hospitales, no hicieran nada por esa gente y nosotros sí. ¿Es que acaso no se podían poner en peligro a más británicos y sí a los cubanos?

“Uno está tratando de no entrar en pánico, de mantenerse calmado, pero siente que seguimos subestimando esta pandemia. Incluso, si realmente se tomaron todas las medidas de seguridad y se contó con todos los medios necesarios para el desembarco y la transportación de esas personas, como dicen, no significa que no hubo riesgo de contagio. Sigo rezando para que ninguna de las personas que tuvo que acudir al puerto a trabajar se haya contaminado, aunque estoy seguro de que, de ser así, nunca lo reconocerían”, aseveró el empleado estatal.

De la misma forma, la peluquera Yaimé, cuyo hermano y cuñada son médicos en Madrid y están combatiendo allí el coronavirus, consideró que los cubanos “seguimos como si nada. Ya en la escuela de la niña advirtieron que las clases no están suspendidas, pero muchos padres no están llevando a sus hijos y yo, a partir del lunes, dejaré a la mía en casa; prefiero que suspenda el curso a que se enferme y se muera.

“Mis familiares en España no dejan de advertirme que el aislamiento es la única solución y aquí no han dicho ni una sola palabra de cerrar las fronteras, que es el deseo de la mayoría de los cubanos, y hasta contagiados extranjeros recibimos, en tiempos en que algunos países no dan abasto para enfrentar la enfermedad y están teniendo que elegir a quiénes salvar y a quiénes dejar morir. Por un lado van las noticias en Internet y en el cable que tienen clandestinamente muchos cubanos; por otro, el periódico Granma y el Noticiero Nacional de la Televisión”, apuntó con honda tristeza.

Según comentó Alina Díaz en la página web de Cubadebate, “como cubana que soy no estoy en contra de dar ayuda a nadie que lo necesite, y más en estos momentos terribles que se están viviendo a causa de la pandemia, pero las compañías de cruceros deben ser más conscientes y humanitarias y olvidarse de las finanzas y no vender más pasajes hasta que esta situación termine.

“Están ayudando a que se propague el coronavirus en Cuba. Incluso, teniendo en cuenta todas las medidas tomadas por las autoridades de la salud y el gobierno, no es justo arriesgar a un número de personas que tienen que involucrarse en el traslado y salvamento de los cruceristas. Somos un país humanitario que ha brindado al mundo asistencia médica, técnica y social en los momentos más difíciles, pero tenemos también que velar por los nuestros. Dios dice, cuídate, que yo te cuidaré”, concluyó la forista.

De igual forma, Abelardo, un ingeniero que se considera ante todo un “padre de familia”, expresó con preocupación que no puede dejar de estar inconforme con lo que pasó. “Me dio mucha lástima conocer la situación de esos cruceristas, pero más lástima le tuve a mis tres hijos, mi esposa, mi madre…, todos los que dependen de mí y hoy están un paso más cerca del coronavirus gracias a mi gobierno.

“Es tiempo de estar en casa, no vacacionando. Tal vez era preferible hacer la operación de madrugada. Tengo varios amigos que trabajan en el Mariel y todos estaban con los nervios de punta por el miedo de contraer el virus. Aún no estamos claros de la gravedad del asunto. Nos creemos que somos invencibles, pero nadie escapa de este mal”, aseguró el capitalino de 35 años.

Un post en Facebook del médico cubano Pedro Omar Cortegaza, residente en Ecuador, carga toda la indignación que ha desatado este caso: “¡Viva Cuba y su moral extranjera! ¡Vivan los niños extranjeros, pues son rubios y son más lindos! ¡Vivan los ancianos extranjeros, los de nosotros que mueran lentamente en largas filas en la farmacia, con sus ojitos implorando un medicamento para su dolor! Vivan los médicos cubanos, pero vivan presos de su destino y que arriesguen su vida con enfermos ajenos, los enfermos de Cuba ya verán cómo resuelven, al final son luchadores y están acostumbrados al mal vivir y al NO HAY Y NO HABRÁ… Vivan valientes soldados que defienden y luchan por el que está enfermo en un crucero que jamás montarás porque no tienes ni derecho a la vista al mar desde un barco de lujo”.

Desde otra óptica, la arrendataria privada Kenia expuso que “más que del crucero, ahora mismo hay que preocuparse por cerrar las fronteras, que constituyen el mayor peligro. Los casos que tenemos han entrado al país sin síntomas de COVID-19 y se han mezclado con la población sin saber que ya estaban enfermos.

“Yo sé que yo sería la primera afectada, porque mi negocio depende del turismo, pero llevo días sin recibir clientes de afuera porque es lo mejor para mi familia y mis amigos. Reconozco que lo más sensato es frenar la entrada de turistas, sobre todo de Europa, al menos por unos días, y permitir solo el ingreso de los cubanos. Hemos estado trayendo al diablo a nuestra propia casa, a un país sumamente envejecido y sin recursos para sobrevivir a una enfermedad tan agresiva. Ojalá no lo terminemos pagando bien caro”, advirtió la cuentapropista.

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