Aproximadamente dos horas de preguntas y respuestas, conversación franca y profunda, bastaron al ex presidente uruguayo José Mujica para seducir a un centenar de jóvenes, procedentes de los más diversos países de América Latina, todos reunidos para escucharlo, preguntarle, aplaudirlo y compartir sus conceptos sobre la verdadera emancipación, y sus preocupaciones por el futuro del planeta.
A ese respecto, comenzó reconociendo que la civilización de internet, de los jóvenes que hablan dos idiomas y piensan tecleando, y se comunican a través de pantallas, se va a hacer cargo del mundo en un plazo más o menos corto de tiempo, y que ese mundo, al parecer, estará dominado por el mercado. También expresó su desagrado por las reelecciones de cualquier partido, porque siempre van a faltar años y cosas por hacer, y la realidad es una película, un devenir, y nunca una foto fija.
En ese momento futuro, la especie humana va a demostrar sus límites, y entonces tal vez seremos capaces de considerar que la pobreza de África no es de ellos, sino también nuestra, porque tenemos una corresponsabilidad con los problemas del mundo, y si cada uno no lucha por ser mejor, el futuro está perdido.
“Vivir es optar por la libertad —reconoció con la sinceridad y la firmeza que lo han hecho célebre— y aunque algunos piensen que comprar y gastar y consumir es la felicidad, siempre habrá algo que no puedes comprar, y es el tiempo para vivir”. (…) “Y un presidente es un administrador elegido por la mayoría, pero no es un dios".
“La lucha debe aportar ideas y apoyarse en esfuerzos colectivos, en partidos. La vida me enseñó que cuando desaparecen esas grandes personalidades carismáticas dejan un agujero que no se puede tapar con nada. Por eso prefiero los partidos, y cuando caen los portabanderas de un partido, tiene que haber otras personas para llevar el estandarte”.
Más adelante hizo énfasis en que no estaba en Cuba de vacaciones, que se montaba en un avión para hacer largos viajes, solo para conversar con los jóvenes, para intercambiar ideas con ellos, porque en sus esfuerzos, en su capacidad para las nuevas ideas, para continuar la lucha contra la miseria y la desigualdad, está la posibilidad de un mejor mañana.
Interrogado respecto a las coyunturales derrotas de la izquierda latinoamericana, Mujica declaró que “los únicos derrotados son aquellos que cuando caen no quieren levantarse”. Y aclaró que no lo decía solo en un sentido político, sino también como actitud ante la vida, ante el amor o las amistades, ante las causas que se defienden y los sueños que intentamos llevar adelante. “La vida es volver a empezar”, concluyó sabiamente.
A una pregunta de este reportero sobre el papel del cineasta y de la cultura audiovisual en el mundo, Mujica reconoció con una sencillez impresionante que carecía de una gran cultura cinematográfica, debido a sus años de presidio. “De todas maneras puedo decirte que en el cine creo que no solo es bueno lo que te entretiene, sino lo que deja la cabeza dando vueltas, lo que te conmueve e inquieta. Y el oficio del cineasta pudiera interesarse en su capacidad de remover conciencias, de buscar caminos, y de aprender a interrogar al ser humano que llevamos dentro.
“El verdadero arte es lo que te sacude, que te saca de la inercia, y la imagen es una de las formas más eficaces que existen para trasmitir ideas, para darle visibilidad a los pobres, a los que carecen de representación, aquellos con quienes tenemos una inmensa deuda social”.
FOTOS: MANUEL ARIAS
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