En el mundo los trasplantes renales comenzaron a realizarse en la década del 50 del siglo XX, fue en febrero de 1970 que en Cuba se practicó el primer caso que logró larga vida después de la intervención. El paciente sobrevivió 17 años y falleció de una enfermedad hepática. Fue así que Cuba es, desde entonces, uno de los líderes en América Latina, en cuanto a cantidad y calidad de trasplantes renales.
El proceder fue dirigido por el Profesor Abelardo Buch, los cirujanos principales fueron los profesores Oscar Suárez Savio y Alfredo Gómez Sampera y el equipo estuvo integrado también por Charles Magrans, Reynaldo Mañalich, Sergio Arce, Olga González Sureda, Armando Heras, especialistas en Nefrología, Urología, Inmunología, conjuntamente con anestesiólogos, técnicos en laboratorio y enfermeros y el lugar fue el Instituto de Nefrología.
Hoy en Cuba existen las condiciones adecuadas para realizar un trasplante renal en nueve instituciones ubicadas a lo largo de todo el país y además existe un programa nacional, perfectamente protocolizado, en virtud del cual cualquier persona que tenga un fallo renal es evaluado por el servicio de nefrología de la provincia en que reside y, de acuerdo a sus condiciones de salud, se le impone un tratamiento médico o pasa a recibir tratamiento con diálisis en espera de que se disponga del riñón adecuado para efectuar el trasplante. Desde aquel primer trasplante realizado en 1970 hasta la actualidad se han hecho 5500 trasplantes renales en Cuba.
De acuerdo con el programa nacional cuando se presenta un donante, de cualquier zona de la isla, el órgano es evaluado y sus características se envían al centro coordinador nacional donde se aplica el programa de selección del receptor, mediante un sistema automatizado que determina los posibles pacientes a trasplantar y se coordina con el centro de trasplante más cercano.
Cuando se pierde la función del riñón llega el momento en que prácticamente la vida es imposible; entonces es necesario aplicar métodos sustitutivos de la función renal como son la hemodiálisis, la diálisis peritoneal y el trasplante. Estos recursos terapéuticos pueden ser intercambiables por ejemplo, un paciente que se dializa o hemodializa se puede trasplantar o un paciente al que le fracasa el riñón de un trasplante puede volver al método sustitutivo de la función renal.
A finales del pasado año y con la asistencia de 80 cursistas de todo el país el Instituto de Nefrología conjuntamente con la Sociedad Cubana de Nefrología y de Urología patrocinaron un "Curso de actualización en trasplante renal" auspiciado por el Instituto de Trasplante de Miami, que se encuentra en el Jackson Memorial Hospital.
El doctor Gaetano Ciancio, profesor de Cirugía y Urología y director del Instituto de Trasplante de Miami, y principal promotor de este tipo de actividad académica; la doctora Giselle Guerra, directora del Programa de Donantes vivos de riñón y profesora asociada de Medicina; el doctor Robert Montgomery, de la División de Cirugía de Trasplantes del Instituto Johns Hopkins; el doctor Claus Niemann, profesor de Anestesia y Cirugía de la Universidad de California en San Francisco y el especialista Sergio Ruiz, coordinador de Farmacia Especializada en Florida fueron los profesores que impartieron este curso que tuvo como fin desarrollar la actividad nefrológica de donación y trasplante; y actualizar a los profesionales de este campo con las más novedosas técnicas. Entre los temas que se trataron estuvieron las estrategias para incrementar la donación renal, los protocolos de tolerancia y los retos quirúrgicos en la cirugía con donante vivo
Estas y la formación de nuevos especialistas entre otras actividades aseguran el futuro desarrollo y el incremento en los resultados que se obtengan en los trasplantes renales y que se pueda extender en todo el país el uso del donante vivo lo que permitirá incrementar la cantidad de trasplantes renales y por tanto, disminuirá la necesidad del tratamiento con hemodiálisis.
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