Amanece en Cuba, un día después de que se supiese que Fidel Castro ha muerto. Pareciera, sin embargo, como si nada hubiese ocurrido en La Habana, como si la ciudad se hubiera desperezado con la normalidad de siempre y comenzado su habitual curso diario.
Los servicios de transporte público y privados han amanecido este sábado funcionando como siempre. Algunos almendrones transitan con sus habituales acompañamientos sonoros y en las calles se percibe el casi normal trasiego de personas.
Y estas han sido las notas dominantes de las horas matutinas de este sábado 26 de noviembre, un día después de que cubanos y ciudadanos de todo el mundo supieran del fallecimiento en La Habana del ex presidente cubano Fidel Castro, a la edad de 90 años.
Los comercios, las tiendas y las oficinas han abierto con total normalidad. Los autobuses turísticos y los visitantes desandan con tranquilidad las arterias.
La presencia policial es la habitual para un día de fin de semana, con la sola excepción de los lugares cuyas características la requieren. Tampoco se observan coches de patrulla por la ciudad habanera.
Una inusual cantidad de turistas expectantes en la Plaza de la Revolución y numerosos descapotables coexisten con los preparativos para el acto del martes 29.
Tan solo el hervidero de personas, los preparativos y montajes de andamios y bocinas en la Plaza de la Revolución testimonian el momento en que se halla el país, donde el próximo 29 de noviembre tendrá lugar el acto de masas en homenaje al fallecido líder histórico cubano.
Las banderas cubanas a media asta en los establecimientos oficiales son otros de los pocos indicios que demuestran que Cuba ha decretado 9 días de luto nacional.
Algunas de las oficinas también exhiben pancartas donde se conduelen por la muerte de Fidel.
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