El recuento y seguimiento de cada habilitación de un nuevo punto Wifi en las ciudades cubanas por parte de medios oficiales, independientes e internacionales, puede tomarse como interés por mostrar los esfuerzos para informatizar y conectar el país a las redes o por documentar la realidad pero es, además, un claro indicio de lo precarias que son aún las infraestructuras y servicios en esta esfera en Cuba y de lo lento que se avanza al respecto.
Como si del nacimiento de un hijo se tratase, desde que se habilitaron las primeras zonas públicas de acceso a la red sin cables, hemos asistido y participado todos de un seguimiento y amplificación de cada nueva inauguración y del cambio que estos nuevos espacios de consumo y socialización han supuesto para las ciudades cubanas, cuyos parques y plazas se han visto abarrotados como nunca de personas inmersas en sus 'difultosas videollamadas', o concentradas en naufragar a la velocidad que la conexión les permite.
En esta ocasión, el primer nuevo punto Wifi del 2016 y vigésimo de la capital -en la actualidad ya superan los cincuenta en el país- se localiza en el parque de Santa Amalia de Arroyo Naranjo, como había adelantado a finales del mes pasado la presidenta de la estatal ETECSA a propósito de los planes de la empresa para este 2016.
Para ponerlo en marcha fueron necesarios, no obstante, no solo las conexiones e instalación de routers de rigor sino una remodelación del parque que incluyó mejoras e instalaciones de luces pues, antes de este remozamiento, el espacio de unos cien metros cuadrados permanecía prácticamente a oscuras. Aceras, instalación de unos cincuenta bancos y luminarias fueron algunas de las mejoras efectuadas al parque.
Para los habitantes de la zona, sin dudas, este puede convertirse en un suceso que no solo los conecte más al mundo, sino que dote de más vida a una zona del municipio catalogada por los vecinos como apartada.
(Imagen tomada de Cubanet)
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