El pitcher cubano Lázaro Blanco, el máximo ganador de juegos durante la recién finalizada Serie Nacional de Beisbol en Cuba, ha sido finalmente la carta designada por el manager Carlos Martí para subir al montículo en el primer partido que sostendrá Cuba en la Serie del Caribe de Béisbol, 2017.
Pero una cosa pudiera ser con guitarra y otra con violín.
Y es que la calidad del beisbol cubano ha mermado tanto en los últimos años que, las 17 victorias de Blanco durante la pasada Serie no constituyen garantía alguna para una victoria.
Eso sí, se puede, claro que se puede, y a Blanco le sobran condiciones para, con soltura, inteligencia y guíado por los consejos de ese buen catcher que es el capitalino Frank Camilo Morejón, caminar por la senda del triunfo.
También dependerá - y mucho - de lo que puedan aportar los bateadores del conjunto granmense, especialmente el cuarto bate Alfredo Despaigne, tal vez la única figura de peso dentro de la pelota cubana que pudiera convertirse en un grande dentro de las Grandes Ligas.
Despaigne, acostumbrado ya durante unos años a enfrentar a un pitcheo de mayor rigor del que se aprecia en los estadios cubanos, bien pudiera ser el hombre que, a puro batazo, le de una cómoda ventaja a Blanco en el montículo granmense.
Eso sí, primero, tendrá que despojarse de todos esos fantasmas que se le han asomado las últimas veces que, "internacionalmente", ha representado a Cuba. Luego, tendrá que creer en sus prodigiosas muñecas, y por último intentar descifrar los envíos del pitcher contrario, el dominicano Yohan Flande, un pitcher de los Rockies de Colorado que este año en las Grandes Ligas no tuvo, ni por asomo, una buena actuación.
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