El espirituano Frederich Cepeda, bateador histórico del béisbol cubano, dijo hace apenas unas horas que "si todos esos peloteros (que viven hoy en el extranjero) tuvieran la oportunidad de jugar por Cuba, tendríamos una de las ligas más fuertes en América Latina".
La afición ha pedido hasta el cansancio una selección nacional integrada por sus más rutilantes y valiosas figuras. A saber: José Dariel Abreu, Yasiel Puig, Leonys Martín, Yoenis Céspedes, Aledmis Díaz, José Iglesias o Adeiny Hechavarría.
Cepeda reconoció que el éxodo indiscriminado de nuestros jugadores es la causa fundamental de la pérdida de calidad del torneo de béisbol cubano y de los equipos que nos representan en eventos foráneos. Apostó, además, por una muy elemental reunificación deportiva, dilatada únicamente por caprichos políticos del gobierno y anquilosadas doctrinas ideológicas.
"Estoy de acuerdo que ellos (los que abandonaron la isla) puedan jugar en la selección cubana. Y que los que estén aquí puedan jugar allá", dijo.
Justo ayer, el titular de la Federación Cubana de Béisbol, Higinio Vélez, admitió que la inserción de peloteros cubanos que juegan en Grandes Ligas en el equipo nacional antillano es uno de los temas de diálogo en las negociaciones que ambas partes sostienen sobre diversos temas.
Un rayo de esperanza en medio de una realidad lúgubre.
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