Si un cubano ha estado intratable en esta VII Serie Mundial de Boxeo, si alguno ha valido la pena ver cada vez que ha subido al ring, es el superpesado José Ángel Larduet, quien ha sacado de combate a los tres rivales a los que ha enfrentado.
La pegada de Larduet se ha vuelto la más peligrosa de esta Serie Mundial. En segundos liquidó sus dos pleitos anteriores, y aunque el colombiano dominicano Cristian Salcedo soportó lo que pudo este viernes, concluyo el segundo asalto de la pelea tambaleándose. Sus entrenadores lo salvaron del KO, dando por terminada la pelea en los segundos de descanso previos al tercer round.
Larduet es como un tanque. Avanza con lentitud (aunque ágil para lo que pesa), se va acercando a su rival, midiéndolo, y comienza a descargar trompadas. Dos, tres, cuatro, la mayoría efectivas, van ablandando al contrario, y la última es como un martillazo. El cuerpo del rival se estremece, los pies se le doblan, el rostro se le desencaja, como fulminado por un relámpago. Larduet es gordito, tiene cara de buena gente (probablemente lamente hacerle daño a otra persona) y francamente no tiene tipo de boxeador. Pero como siga golpeando así se va a convertir en el superpesado que no hemos tenido en años, en el mejor boxeador del mundo en su división.
La victoria de Larduet completo una barrida este viernes contra los Heroicos de Colombia, quienes vencieron a los Domadores en la primera fase por 3-2.
Además, el triunfo le permitió a Cuba terminar primera en el grupo A, mostrando un dominio de cara a los cuartos de final que no había enseñado hasta ahora en esta Serie Mundial.
El match se jugó en el C-2, donde también brilló el otro cubano que ha lucido superior al resto, junto con Larduet, el campeón olímpico Roniel Iglesias, que noqueó en 69 kg a Ricardo Legarda. Aunque no había noqueado todavía en la Serie Mundial, Roniel había estado a punto de hacerlo antes, luciendo muy superior a sus rivales de turno.
También fue demasiado para su rival el tricampeón Lázaro Álvarez, quien debutó en esta Serie luego de pasar 6 meses sancionado por pintarse el pelo. En 60 kg, Álvarez convenció a todo el mundo de su calidad, incluidos los jueces, que honraron al cubano con puntuaciones idénticas y desproporcionadas de 50-44 ante Albeiro Paredes.
El debutante Osvary Morell, campeón mundial juvenil y elegido el mejor boxeador entre los bisoños en el mundo el año pasado, exhibió talento de sobra en 81 kg, en sustitución del campeón olímpico Julio César la Cruz, aunque también demostró que a sus 19 años le queda mucho por aprender, sobre todo cautela, y también que tiene que dirigir sus golpes y sus energías hacia zonas vulnerables de su rival, no a su guardia. Su victoria fue amplia (49-44, 50-43, 49-44) sobre Juan Carlos Carrillo, aunque ayudado por un referí al que se le fue la mano quitándole par de puntos al colombiano que parecieron exagerados.
La victoria menos convincente de la noche fue para otro debutante, Frank Zaldívar, quien vino por Yosvani Veitía en 52 kg. Zaldívar venció por 2-1 (47-48, 48-47, 48-47) a Ceiber Ávila, en un combate que empezó perdiendo y que trajo para la causa cubana a fuerza de ímpetu, de mucha ofensiva, sobre todo sacrificando la defensa, lo que le hubiera costado la pelea ante un boxeador de más tacto y calidad.
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