En un duelo de dos generaciones, Anthony Joshua y Wladimir Klitcshko obsequiaron anoche en el cuadrilátero de Wembley una de las mejores peleas de pesos completos de la historia. Así, como lo lee.
El joven Joshua, que defendía su invicto (18 victorias, todas por nocao) ante su gente, debió vencer el miedo escénico –con caída incluida- para encarar el reto del ucraniano de 41 abriles, quien ofreció su demostración más convincente de los últimos tiempos.
Joshua empezó a parecerse a sí mismo a la altura del quinto episodio, cuando consiguió mandar a la lona a su adversario. Sin embargo, justo en ese momento dio señales de cansancio y resultó incapaz de rematar a Klitschko.
El verdadero combate arrancó en el sexto round y no paró de ser electrizante hasta su definición en el undécimo, una vez que el británico depositó un golpe perfecto en la mandíbula de su rival. Dos caídas, y luego el castigo a mansalva que precede a los finales, justificaron por completo la detención del duelo por parte del referee.
Nadie había tirado jamás a Anthony Joshua, ni tampoco le había pasado del séptimo asalto. Fue un peleón por la unificación de los títulos FIB y AMB de los pesos pesados, y una luz de esperanza para un pugilismo cuya categoría reina hace bastante rato nos acostumbró a la monotonía y el deslucimiento.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: