La estadounidense de origen mexicano Antonia Catalán, residente de Redland (Florida), ha comenzado a ayudar a los inmigrantes ilegales de su ciudad al ofrecerles transporte seguro a supermercados, hospitales o centros de trabajo, informó un reporte de la AP
"Me hace bien. Yo siento que ellos confían en mí y yo les digo que no deben tener miedo (…) Quizás ellos también se sienten mejor", dijo Catalán, que decidió empezar esta iniciativa como protesta ante las agresivas políticas migratorias del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
De acuerdo con la AP, esta mujer, quien junto a otras tres millones de personas obtuvo la nacionalidad estadounidense durante una amnistía otorgada por Ronald Reagan en 1986, ofrece viajes todos los días desde su oficina.
La gasolina, según explica, la paga con el dinero que le proporciona un vivero de su propiedad que ahora administra su hija. Como Catalán, diversas ciudades, universidades, iglesias y centros de trabajo se han convertido en refugios para personas sin papeles.
Las "ciudades santuario" en Estados Unidos ponen en práctica políticas para limitar su colaboración con las autoridades de inmigración sobre los indocumentados que residen bajo su jurisdicción. Pero desde que Trump arremetió contra ellas al firmar una orden ejecutiva con el objetivo de retirarles las ayudas financieras federales si se niegan a cooperar con la aplicación de la ley de inmigración, estas ciudades han estado en la mira del gobierno.
Y en lugares como Miami, los indocumentados se encuentran en estado de alerta desde que el alcalde de la ciudad, Carlos Gimenes, de origen cubano, decidiera retener a las personas indocumentadas acusadas de delitos menores y ponerlas a disposición de Servicio de Control de Inmigración y Aduanas.
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