Circula primer libro electrónico cubano de crítica de cine

Diez o doce de las más significativas obras audiovisuales, realizadas por jóvenes en el periodo 2010-2015, son asumidas críticamente por Antonio Enrique González Rojas en el libro electrónico Voces en la niebla, destinado a formas de distribución alternativas, a ser descargadas en internet y a ser vistas a través de discos duros y memorias flash.

El libro analiza a fondo algunas de las mejores y menos conocidas obras del cine cubano más reciente, desde la compleja y afacetada Memorias del desarrollo (2010, Miguel Coyula), hasta Crepúsculo (2015, Juan Pablo Daranas), pasando por Camionero (2012, Sebastián Miló), Melaza (2012, Carlos Lechuga), La Isla y los signos (2014, Raidel Araoz), La obra del siglo (2015, Carlos Quintela), y otras muy poco vistas o jamás estrenadas en los circuitos nacionales.

Según el crítico e investigador Dean Luis Reyes, se trata del primer libro electrónico sobre crítica cubana (lo cual es un hecho indiscutible) y la primera sistematización de nuestro cine independiente (algo que ya no es tan seguro en tanto varios críticos han estudiado temática y estilísticamente lo que ha dado en llamarse Cine joven cubano).

Mucha más razón tiene Dean Luis cuando asegura, en el pórtico del libro: “He aquí un volumen que trabaja contra el olvido. El olvido de una cultura cinematográfica en un tiempo de cambio de paradigmas. El cine independiente cubano necesita varios libros como este para ser pasto de la oscuridad inevitable que se cierne sobre aquello que es inventado mientras apenas se comprende”.

De todos modos, Voces en la niebla abre las puertas del e-book en Cuba, y además alerta de un panorama novedoso en cuanto al modo en que los jóvenes realizadores abordan la realidad, al tiempo que aprovecha las nuevas plataformas de difusión, un tanto a favor de la editora Claustrofobias, de Santiago de Cuba.

En cuanto al programa crítico del autor, el libro revalida la más violenta subjetividad del personalísimo criterio, proporciona información necesaria de forma amena y enciclopédica y, a veces, utiliza referentes tal vez demasiado culteranos para deconstruir obras que se bastan a sí mismas sin tan ilustres predecesoras, como cuando manipula el contenido de la novela Mrs Dalloway, de Virginia Woolf, para referirse al animado Lavando calzoncillos.

Antonio Enrique González Rojas le echa mano al periodismo, a la semiótica, a la interpretación pura y dura, para motivar, provocar, y convencer a su lector de los valores del más joven e insurgente cine cubano. Y solo se extraña una mayor voluntad sistematizadora más que compilación de trabajos, pues se hace necesaria la presentación de arcos temáticos y regularidades estilísticas que le permitan al espectador mejor comprender los valores de estas obras.