La Florida ha reducido drásticamente el número de condenados a muerte en el estado, hasta el punto que en los últimos 18 meses ningún reo ha sido sentenciado a la máxima pena.
Según datos del departamento de prisiones en la Florida, en la actualidad hay 362 condenados a muerte, la cifra más baja desde el 2004.
La incertidumbre en el sistema de sentencias es la razón principal de la reducción del número de condenados a muerte. Así, Bernie McCabe, fiscal principal en los condados Pinellas y Pasco, declaró al Nuevo Herald: “No hay razón para firmar una condena a muerte si se sabe que se va a demorar”.
“Creo que los jueces se muestran reacios si no conocen bien las reglas”, añadió.
Asimismo, los expertos opinan que la anulación de la pena capital en 2016 en el caso Hurst vs. Florida ha tenido una notable influencia en la reducción de las condenas a muerte y que 150 condenas a la máxima pena podrían ser anuladas siguiendo la jurisprudencia que marcó este caso.
En el caso Hurst vs. Florida la pena de muerte no fue aplicada porque el fallo del jurado no fue unánime y la Corte Suprema consideró que la decisión final había correspondo al juez y no al jurado, cuyo papel había quedado relegado a simple asesor.
De esta manera, la Corte Suprema alegó que se violaba el derecho expresado en la Sexta Enmienda de la Constitución a un juicio por jurado.
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