Todavía sin haber cerrado sus números de 2017, ya es posible afirmarlo sin dejar lugar a titubeos: José Dariel Abreu es el pelotero cubano con mejor rendimiento general tras cumplir sus primeras cuatro temporadas en la MLB.
¿Le suena exagerado? Seguramente sí. También yo tenía mis dudas al respecto cuando me aventuré en esta pesquisa. Me decía: “Ok, el tipo es grande, pero habría que ver si resiste la comparación con los jerarcas”.
Esto es, con un Hall de la Fama (Tany Pérez), dos eternos aspirantes al Salón (Minnie Miñoso y Tony Oliva), y los dos sluggers más sobresalientes que tuvimos en las Ligas Mayores durante el siglo XX (Rafael Palmeiro y José Canseco).
Ningún otro cubano, como no sea Pito, puede tratar de comparar las estadísticas generales de sus primeras campañas con las de aquellos cinco ‘cabezones’. Ni José Cardenal, Bert Campaneris o Leo Cárdenas. Ni Yunel Escobar, Kendrys Morales o Yoenis Céspedes. Ninguno.
Pero no satisfecho con entrar en la pulseada, el cienfueguero se ha gastado el alarde de ganarla. Y eso que a diferencia de Miñoso, Oliva, Pérez, Canseco y Palmeiro, a él le tocó estrenarse como titular, sin tiempo para realizar ajustes técnicos y adaptarse al nuevo clima. Y eso que, además, ha debido jugar todos estos años con uno de los equipos más desestimulantes del Big Show.
La tabla adjunta explica lo que digo. En la carrera contra los gigantes, Abreu llega primero en Extrabases, Slugging y OPS, se bate a brazo partido en Jonrones y Average, solo Miñoso lo aventaja con claridad en Porcentaje de Embasado y únicamente cede con holgura en Impulsadas ante una de las bujías de la Máquina Roja del Cinci, Tany Pérez.
Le digo más. Tan magníficos han sido los primeros cuatro cursos del “79”, que en el lapso 2012-2015 el bateador más imponente de los últimos tiempos, Mike Trout, lo aventaja en una docena de cuadrangulares pero le va a la zaga en nada menos que veintidós remolques… y contando, porque al cubano aún le restan dieciséis partidos por jugar en 2017.
Sencillamente, estamos en presencia de un monstruo en toda regla que, de no ser aquejado por las lesiones, probablemente logre superar las barreras de los trescientos bambinazos y las mil impulsadas en el mejor béisbol de este mundo. Dicho en pocas palabras, un auténtico orgullo de Cuba.
Nota: El período de cuatro años de cada jugador se determinó a partir de que éste comenzó a tener temporadas de 500 comparecencias o más. En el caso de Canseco, hay que apuntar que en el último año de su cuatrienio solo participó en 65 desafíos debido a una lesión en la muñeca.
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