Saúl "El Canelo" Álvarez se las agenció anoche para, entre tantas vueltas al cuadrilátero huyéndole a los puños de Golovkin, obtener un empate en su pelea frente al kazajo, que a la mayoría del mundo boxístico le pareció más que un robo, un escándalo.
El mexicano se pasó, toda la noche, girándole en sentido contrario a la mano más poderosa de su oponente, "Triple G", y le dio resultado, sí, pero no para siquiera merecer un empate.
Lo gracioso de este "nuevo estilo" adoptado por "El Canelo", un peleador que se caracteriza por llevar siempre la iniciativa, es que, cuando enfrentó al cubano Erislandy Lara en 2014 lo calificó de "estilo gallina corredora", y dijo incluso que no le daría revancha, pues no tenía ganas de volver a correr dentro del cuadrilátero.
¿Pero qué hizo "El Canelo" este sábado? ¡Lo mismo! Aunque con una diferencia. Lara dio más pelea, conectó más y ganó más asaltos.
Resultado: Golovkin no pudo ganarle en las boletas al "Canelo corredor" de anoche.
Ya se lo había advertido Lara a Golovkin: "Si quieres ganar, tienes que noquear, sino corres el riesgo de que te la roben (la pelea)". Y eso fue lo que sucedió: un robo.
A tó reventar - diría mi abuela - Canelo ganó 4 o 5 asaltos.
Sin embargo, una jueza como Adelaide Byrd, con decenas de años viendo peleas de boxeo y calificándolas, la votó 118 a 110. Eso significa que Byrd vio ganar al mexicano 10 de los 12 asaltos del combate. Un absurdo absoluto. Y no fue la única.
También el juez Don Trella se equivocó y dio la pelea en empate, 114-114. Solo un juez, votó favorable a "Triple G" y con eso pudo - al menos - consumarse un empate, porque una victoria del "Canelo" hubiese sido un escándalo. Si es que este empate no lo es.
Una de las voces más conocedoras del deporte en la Florida, el periodista cubano Jorge Ebro, lo calificó de "atraco de sábado por la noche."
Los jueces, principalmente Trella y Byrd, "nos dejaron con una sensación repetida y amarga: la de habernos quedado con las manos en alto sin que nos apuntaran con un arma," expresó Ebro.
El problema - todo apunta a ello - es que el boxeo, sobre todo estas peleas PPV (Pay per View), se han convertido en un negocio. Y este empate le conviene a muchos porque seguramente habrá una revancha, lo cual significa que habrá más interés, más dinero y más incautos que volverán a pagar por ver.
Golovkin subió al encerado no con sus títulos y su estirpe de campeón, de guerrero incansable que da y no pide tregua, subió con una gran maleta cargada de razones - ajenas a él por supuesto - para perder, y una pequeña mochila -repleta también- de razones para demostrar que es el mejor. Sin embargo, tal y cómo lo definían muchos, lo hizo el fin de semana que menos podía hacerlo: lo hizo en pleno jolgorio por las fiestas patrias mexicanas y en una locación dónde, decretar perdedor al Canelo, al gallito fino de Oscar de la Hoya, hubiese sido un soberano error.
La revancha traerá mucho dinero para la cadena HBO, para Las Vegas, y principalmente, para los propios boxeadores.
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