La rabia es una enfermedad transmitida al ser humano por los animales (zoonosis), causada por un virus que afecta a animales domésticos y salvajes, y que se propaga a las personas a través del contacto con la saliva infectada de los animales por medio de mordeduras o arañazos.
La rabia existe en todos los continentes, menos en la Antártida, pero más del 95% de las muertes humanas se registran en Asia y África. Cuando los síntomas se hacen evidentes poco puede hacer el médico, ya la enfermedad es casi siempre mortal.
Los logros en el control de la enfermedad en la región de las Américas durante los últimos 30 años permiten afirmar que la rabia humana de origen canino puede ser eliminada en el continente Americano, esto se logra mediante la vacunación de los animales afectivos.
Sin embargo, en las últimas décadas la rabia en humanos trasmitida por animales silvestres tiene mayor importancia, el murciélago hematófago es hoy el principal trasmisor de la rabia en nuestro continente. Al igual que en la rabia común, la silvestre se trasmite a través del contacto con la saliva, principalmente a través de la mordedura de un animal infectado.
El Día mundial de lucha contra la Rabia se celebra el 28 de septiembre porque en este día pero de 1895, falleció Louis Pasteur, científico francés que realizó importantes descubrimientos en diversos campos de las ciencias naturales, la química y la microbiología, y sus aportes a la salud pública, entre ellos destaca el descubrimiento y aplicación, por primera vez, de la vacuna antirrábica.
La rabia es una de las enfermedades desatendidas, relacionada con la pobreza, que afecta a grupos vulnerables de la población, y es transmitida de los animales domésticos y silvestres al hombre, la que a pesar de los avances de control realizados, está presente aun en varios países del mundo, en donde el perro y el gato, continúan siendo las principales fuentes de infección.
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