Considerado un verdadero patrimonio histórico-cultural, el cementerio de Reina, un camposanto que atesora verdaderas joyas de la escultura dentro de la provincia de Cienfuegos, ha abierto a los investigadores una de sus joyas más preciadas.
Se trata del panteón de Gregorio Del Real y Oruña y el de su esposa Natalia Tejera, una estructura arquitectónica de 3 metros de altura por 5 de ancho, que desde que fue erigido a finales del siglo XIX, jamás había sido explorado.
Considerada una pieza de orgullo, dentro de un cementerio que es de por sí orgullo de los cienfuegueros a pesar del deteriorado estado en que se encuentra, el panteón debió ser abierto con el objetivo de retirar de su interior una significativa masa de agua que se había acumulado durante años y que, ahora tras el paso de Irma, amenazaba con dañar el mismo.
Odalys Maceiras Díaz, una museóloga de la ciudad, tuvo la oportunidad de ver el "mausoleo" por dentro.
“Al ser único queríamos saber cómo era por dentro, qué había, qué sistema de enterramiento utilizaba," comentó,
"Cuando lo descubrimos tenía muchos residuos, suciedad y un gran cúmulo de agua. Fue necesario entonces emplear una motobomba para sacarla. No obstante, lo que más llamó nuestra atención fue el estilo constructivo y por eso comenzamos la primera etapa de una investigación”.
La apertura del mismo sirvió además para iniciar una investigación sobre sus valores histórico-patrimoniales, una labor asumida por especialistas de la Oficina del Conservador, liderados por Hilda Mola Trujillo, jefa del Grupo de Cementerios.
"Pese al estado de deterioro de la necrópolis - dijo la especialista -, se trata de uno de los panteones más importantes y mejor conservados".
A pesar de la fama adquirida con el transcurso de los años, la realidad es que la documentación bibliográfica sobre el mismo es escasa. No existen registros que precisen a ciencia cierta, siquiera cuántas personas fueron sepultadas dentro.
Del mismo modo, es un misterio quién lo mandó a construir y en que fecha fue terminado.
Tiene una altura de casi tres metros y cinco de ancho, por lo que ocupa una extensión considerable en el primer patio del recinto”, explicó.
La bóveda construida con mármol de Carrara, como otras tantas piezas del cementerio, es fiel reflejo del status quo de muchas de las familias de la incipiente sacarocracia criolla que se instalaron en los predios del centro sur de la isla, y que en breve tiempo, dada la fertilidad de las tierras, y la existencia de un puerto con aguas calmas, lograron adquirir una fortuna considerable.
Es por ello que a nadie asombró que al abrir el panteón fuesen descubiertos dentro, elementos decorativos propios de los inmuebles cementeriales, como son las antorchas, columnas, cadenas y alas, de alto valor, y lo que es más notorio: un altar con dos nichos, de techo cóncavo, "raros" de encontrar en una arquitectura soterrada.
Hilda Mola Trujillo, especialista de la Oficina del Conservador, dijo que esperan reanudar el proceso de restauración en el Cementerio de Reina, un lugar que atesora además de cientos de joyas con alto valor histórico-patrimonial, los restos del "Inglesito", Henry Reeve, en un lugar dentro del cementerio que aún no ha podido ser ubicado.
Con información del 5 de Septiembre
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