La instalación de conductos hidráulicos ha dejado una estela de destrucción que hace imposible el tránsito por las calles del reparto Caribe, en la oriental provincia cubana de Guantánamo, informaron medio locales.
Según recoge el periódico Venceremos, los extensos baches que han dejado atrás las labores hidráulicas se convierten en molestos charcos con las lluvias y saturan de polvo a las casas cercanas con la sequía.
Autoridades locales han declarado a la prensa en varias ocasiones que el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en la provincia reconoce la responsabilidad en la reparación de las arterias urbanas dañadas durante las ejecuciones, para lo cual, aseguran, tienen respaldo presupuestario.
Asimismo, las inversiones del INRH en el sistema de acueductos pretenden disminuir las pérdidas en el trasiego de agua y optimizar su manejo y suministro, a través de la modernización de la infraestructura, la extensión de las redes y la construcción de conductoras, como parte del programa de enfrentamiento a la sequía y la estrategia de adaptación al cambio climático. Los sistemas Guanta, Jaibo y Bano Sur, dan fe de ello.
En el circuito número tres y último en ejecución del Proyecto Sur, las roturas tienen apenas unos meses, pero “más arriba”, por donde comenzó todo en 2005, los vecinos acumulan promesas, y nada de arreglos, sostiene la publicación.
Concretar las reparaciones es una tarea del Ministerio de la Construcción, que no ha sabido cumplir hasta el momento, dificultando la reparación de los viales y dando margen a indisciplinas sociales como utilizar los baches suelo para lavar carros y bicicletas. Además, también se afecta la circulación de transeúntes y vehículos por las cuadras rotas.
La situación se agrava, señala el reporte, si a la “rompezón” provocada por la colocación de tuberías de agua limpia, se suman obstrucciones y roturas en el sistema de alcantarillados, que colapsa frecuentemente y para remendarlo, también abren huecos que luego no cierran.
De acuerdo con el periódico, el resultado deviene en inundaciones de desechos albañales que contaminan los barrios y se convierten en focos de infestación, “empeorados por quienes tiran basura y excremento animal alrededor de los escombros acopiados, caldo de cultivo para la proliferación de roedores e insectos trasmisores de enfermedades, entre ellos, el mosquito Aedes aegypti, en momentos en que la situación epidemiológica de la provincia se agrava con el aumento de los índices de infestación de enfermedades como el dengue y el zika”.
La situación actual de las calles vulnera además el recientemente aprobado Programa de Desarrollo Local y el Plan de Ordenamiento Territorial, un proyecto en el cual tienen prioridad los acueductos, “pero no a costas de destruir la vía pública, elemento imprescindible para la urbanización”.
Recursos Hidráulicos, insiste el medio, tiene la obligación de “reparar cuanta calle rompa”, en coordinación conjunta con el Ministerio de la Construcción y sus especialistas en vialidad, así como con la industria de materiales, que debe acelerar la frágil producción de áridos.
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