La delicada situación del transporte urbano en Cuba no parece tener fin. Muchas han sido las fórmulas utilizadas en los últimos tiempos, pero ninguna ha logrado responder acertadamente a los millones de personas que diariamente se desplazan en el país.
Desde mayo último recorren las calles de la capital nuevos taxis ruteros, mientras que para la central provincia de Villa Clara fue destinado otro grupo de ómnibus ruteros y una veintena de mototaxis para aliviar el problema. Aliviar y no resolver, opina la mayoría, porque el mal persiste y las gestiones no han solventado positivamente el angustioso panorama.
Tales criterios quedaron expresados durante un recorrido que realizó el medio oficialista Cubadebate para conocer la opinión de los ciudadanos capitalinos y santaclareños sobre estos experimentos.
La Habana sigue a pie
“No hay quien pague 15 pesos todos los días para venir a trabajar y muchas veces es muy difícil coger un P16 o un P12 porque cada día se ponen peor. La solución para mí es que pongan más guaguas”, comentó la ciudadana María Julia Casado.
Casado, no obstante, reconoce que los recorridos son una buena alternativa, pero “no son la solución para el tema del transporte”.
En tanto, Rafael Rodríguez afirmó que la solución del transporte en La Habana no está en imponer tarifas a los particulares sino “compitiendo con ellos y dando, como en este caso, una mejor oferta, así están obligados a bajar el precio”.
Los propios taxistas estatales no están del todo satisfechos con lo estipulado. Uno de los contratados que cubre la ruta Vedado-Santiago de las Vegas manifestó: “Pagamos diariamente 25 CUC por la renta de un carro pasado de los 400 mil kilómetros. Además, abonamos otros 50 CUP y el combustible nos lo venden a 0.90 centavos. Si tenemos en cuenta que cobramos en moneda nacional, tenemos que ganar al día 625 pesos equivalentes a los 25 CUC de la renta, más 50 pesos, más unos 967.50 por concepto de combustible pues gastamos unos 43 litros al día—. Al final entregamos 1.642 pesos cada jornada, sin contar el tributo en CUC a la ONAT”, expresó a Cubadebate sin identificarse.
“Hoy la utilidad es muy poca y no siempre hay pasaje. Tenemos que dar ocho vueltas y terminamos realmente agotados”, entonaron a coro varios de los presentes según el portal digital.
El director de la Agencia número 10 TaxiCuba, Antonio Morales Núñez, detalló que la incoherencia entre el cobro y la facturación se debe a que estos choferes forman parte de un sistema de gestión diferente al de las cooperativas que manejan otras rutas en La Habana.
Morales explicó que al trabajador se le arrienda el vehículo y debe pagar la renta y el combustible del carro. “Estamos hablando de medios de transporte destinados en lo fundamental para el servicio al turismo y que a partir de nuevas indicaciones del ministerio asumieron este encargo para el transporte de la población”.
Los propios choferes manifestaron tener la mayor disposición para cumplir con lo establecido y ayudar a paliar la tensa situación del transporte masivo. Sin embargo, dijo uno de ellos, “las condiciones para trabajar no son las mejores”.
La vida, entonces, sigue igual y el descontento es masivo.
Santa Clara no aclara el asunto
El arribo a la ciudad cabecera de Villa Clara de ómnibus ruteros y una veintena de mototaxis tampoco ha logrado aliviar el peliagudo dilema en esa urbe. Los habitantes no están satisfechos y entienden que los movimientos deben ser más profundos.
Uno de los afectados es el profesor universitario Ariel Amador Henríquez, quien le comentó a Cubadebate que muchas veces el tema principal “radica en la diversidad de precios existente dentro de los servicios de ómnibus urbanos”.
“Más allá de las motonetas, las máquinas de alquiler y los coches de caballos, en la ciudad coexisten guaguas de 20 centavos, uno y ahora de tres pesos, pero creo que la clave primero debe estar en consolidar el servicio básico para luego implementar medidas destinadas a garantizar una transportación diferenciada. Si aún las guaguas más económicas —preferidas por la inmensa mayoría— no resuelven el problema, ¿por qué incorporar otras más caras y menos asequibles para quienes viajan a diario?”, expuso Amador.
La también maestra Maibelys Suárez Amador resaltó que los ómnibus llegados mantienen los mismos asientos plásticos y duros de sus similares de 20 centavos, por lo que decir que son más cómodos y, por ende, tienen un costo mayor representa un argumento poco verosímil.
“Resulta ilógico pagar tanto por una guagua absolutamente idéntica a las que ya circulaban antes. Además, el trayecto es mucho más corto y aunque subas a mitad de camino estás obligada a pagar el pasaje completo. Para alguien que vive con su salario de trabajadora son una opción difícil. En La Habana, por solo comparar y poner un ejemplo de un servicio diferenciado en el transporte, por cinco pesos viajas más kilómetros en ruteros con aire acondicionado y asientos verdaderamente confortables”, alegó Suárez.
Es decir, los ciudadanos santaclareños no solo están insatisfechos con la cantidad de vehículos y su inadecuada circulación, también ven desfavorables los precios establecidos para cada una de las opciones, teniendo en cuenta la calidad.
Sobre el asunto, Jarys Hernández Simón, directora de la Unidad Empresarial de Base Ómnibus Urbanos de la ciudad de Santa Clara, señaló que los precios se basan en que las nuevas guaguas no deben circular con personas de pie, lo cual, supuestamente, garantiza un mayor confort.
De acuerdo con Hernández, “los pasajeros pueden abordarlas o bajar de ellas en cualquier lugar del recorrido, siempre que esas paradas no infrinjan la Ley de Vialidad y Tránsito”. A pesar de ello, y hasta el momento, aún no aparecen los buenos resultados, esos que todo el pueblo de Cuba espera hace muchísimo tiempo. Y, para colmo, tampoco la eficiencia y la comodidad acaban de entrar en la carta menú de los "comensales".
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