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Un crítico con mano dura, en el restaurante Habana de California

El local, recientemente inaugurado, fue visitado por un experto en restaurantes, que cree que lo mejor es el churrasco y la ropa vieja.

Restaurante Habana. © Habana / Facebook
Restaurante Habana. Foto © Habana / Facebook

Este artículo es de hace 6 años

El restaurante Habana, en el Irvine Spectrum, un centro comercial al aire libre ubicado en California, Estados Unidos, tiene encanto, pero problemas aún por resolver. Así lo atestigua el crítico de restaurantes Brad A. Johnson, quien ayuda a los lectores del Registro del Condado de Orange, a encontrar un buen lugar donde cenar.

Según Johnson, el nuevo establecimiento exhala el sofocante romance tropical de un hotel anteriormente lujoso, desprovisto de lujos pero decidido a aferrarse a su grandeza perdida hace mucho tiempo.

En relación con la comida, el especialista la califica con una sola palabra: impredecible. Lo mejor es el churrasco, perfectamente carbonizado y servido con unos muy buenos frijoles negros, arroz, maíz a la parrilla y plátanos dulces fritos. También encontró sabrosa la ropa vieja. De las empanadas, la mejor es la rellena de maíz. Y como postre sugiere el flan, muy espeso y cremoso.

En el lado contrario, recomienda evitar la paella, descrita como “un desastre húmedo y lodo que se asemeja más al arroz con leche que a la verdadera paella”. Tampoco le gustó el guacamole, que aunque se puede comer, es servido “con terribles tostones, que transmiten la textura incomible y el sabor desagradable de la corteza de árbol”.

“De alguna manera –relata–, la atmósfera del local tiene demasiado éxito al transmitir las luchas de una nación insular empobrecida. Las escobas y los cubos de basura sucios se almacenan a la vista. El patio es una mina de peligros, desde las cuerdas de gas, parecidas a una trampa que espera a su presa, hasta los soportes de paraguas que golpean los tobillos y derribaron a un camarero en una de mis visitas".

“Incluso hay un tubo de plomería aleatorio de cuatro pulgadas que sobresale del suelo del patio cerca de mi mesa, con el que naturalmente tropecé (a plena luz del día) y que aterrizó con fuerza contra la mesa. Me considero afortunado. Otros, sin duda, no lo serán, especialmente por la noche, cuando el patio está tan poco iluminado. Si bien no se puede negar el encanto, también me pregunto cómo es posible, debido a estos peligros, que el jefe de bomberos otorgara a este lugar un permiso de ocupación”.

El verdadero atractivo del lugar, al decir de Johnson, es su romanticismo: la música, inspirada por Desi Arnaz, Celia Cruz y el Buena Vista Social Club; las velas, los cócteles servidos en cocos, las servilletas rosadas, los objetos de vidrio ornamentados, los camareros vestidos de blanco y los cantineros con sus sombreros de Panamá.

Cócteles servidos en cocos. Foto: Habana / Facebook.

“Obviamente todavía tienen algunos problemas para resolver. Cuida tu paso”, concluyó el experto.

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