Carlos Peón Casas, de 51 años de edad, es el primer camagüeyano en recibir un trasplante de riñón de un donante vivo emparentado genéticamente, específicamente de su hijo Francisco Javier, de 23 años de edad.
Según informó el periódico local Adelante, la intervención tuvo lugar en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech. Los actos quirúrgicos, de extracción y de implante, duraron alrededor de tres horas y fueron realizados en quirófanos contiguos.
Los responsables de este logro fueron los doctores Roberto Cruz Mayo, urólogo y jefe de servicio de trasplante del hospital Lucía Íñiguez, de Holguín; Abel Ruiz de Villa Suárez, jefe del servicio de trasplante de la región centro–oriental del país, y Ramón Estupiñán Cánovas, ambos del Manuel Ascunce; así como Aurelio Monterrosa, residente colombiano.
El paciente reveló a Adelante que hace seis meses debutó con una insuficiencia renal crónica que lo obligó a someterse a molestas sesiones de hemodiálisis tres veces por semana, como método de depuración.
Ruiz de Villa calificó el evento como un sueño hecho realidad, pero también como una consecuencia lógica de un trabajo en equipo, pues para lograrlo se requiere de mucho apoyo y cooperación.
El éxito de la intervención fue tan rápido que todavía en la mesa operatoria se observó la diuresis inmediata, o sea, la secreción de orina.
Los beneficios de los trasplantes en los que el donante está vivo radican en que el órgano acabado de extraer sufre menos, la intervención quirúrgica es planificada para el mejor momento tanto del receptor como el donador, y la supervivencia es mayor.
Desde 1978 a la fecha en el hospital Manuel Ascunce Domenech se han efectuado 553 trasplantes renales. Los anteriores han empleado órganos procedentes de donantes fallecidos.
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