Triste noticia: Rigondeaux no pudo asistir al combate vs. Lomachenko

La noticia sorprendió a todos. Después de enormes esfuerzos, del apoyo incalculable de la fanaticada, tanto cerca como lejos de las redes sociales, del sorprendente sí de Bob Arum y de un extenuante, prolongado y divulgado periodo de preparación, lamentablemente, el cubano Guillermo Rigondeaux no pudo asistir al combate que tenía previsto ante el ucraniano Vasyl Lomachenko.

Sin embargo, no todo fueron malas noticias el sábado en la noche en el Teatro del Madison Square Garden. No. “Hi Tech” subió al ensogado, se movió durante seis asaltos, no recibió oposición de su contrario, no sudó, sonrío un par de veces y alcanzó la victoria por la vía del nocaut técnico. Así, el bueno de “Loma” defendió exitosamente el título superpluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).

El rival del euroasiático era un púgil invicto, de limitado accionar competitivo desde su debut en el profesionalismo, que no tiró golpes, se agachó sin razón cada vez que lo estimó conveniente, y que a segundos del comienzo del acto número siete informó a los presentes que tenía una lesión en su mano derecha. No. Disculpe, la lesión era en la muñeca izquierda. ¿No? Bueno, se lesionó, y para preservar su integridad el púgil y sus preparadores decidieron abandonar la pelea para después, minutos después, exigir nuevos combates, porque esta vez la suerte no estuvo de su lado y su mano derecha, o la izquierda, había sufrido un percance.

La decisión fue la correcta, porque el boxeador nada hacía sobre el ring. Solo deslucía al euroasiático quien sí lo intentaba y tiraba su jab, combinaba su swing corto con un uppercut largo, y golpeaba en la nuca de su contrincante cada vez que éste doblaba el tronco en claro acto defensivo.

Es cierto, todos queríamos, soñábamos, con ver al cubano Guillermo Rigondeaux, a ese bicampeón olímpico que llevaba centenares de semanas entre los mejores libra por libra del planeta, y que había adelantado que Lomachenko sumaría su segundo revés y que ipso facto perdería su faja de las 130 libras. Pero esta vez no pudo ser, el santiaguero no logró abordar el avión para aterrizar en la Gran Manzana y el mundo boxístico no pudo observar el duelo que impacientemente llevaba esperando.

Lástima para “El Chacal”, porque creo que de haber visto su mano cerca del cielo después de finalizado el combate iba a ser considerado el mejor libra por libra de la actualidad y sus coterráneos lo iban a empezar a nombrar como el mejor boxeador cubano de todos los tiempos. Claro, ya nada de eso sucederá.

La ausencia de Rigondeaux en las pantallas de Espn mandó a millones de seguidores a sus casas con el sabor amargo de no haber visto al fajador excelso, talentoso, superdotado, que esperaban ver. Volvieron a sus camas ofendidos porque a última hora le cambiaron el contrario a Lomachenko, quien también esperaba a Rigondeaux, el tipo monarca de las 122 libras, el que gritaba por más peleas y que había adelantado la caída del nuevo imperio de Arum.

No es justo, “Hi Tech” se había preparado para “Rigo” y “El Chacal” no asistió a la velada por causas desconocidas, y creo que nunca conoceremos, a ciencia cierta, el porqué de tan notable ausencia a un templo sagrado como el Madison Square Garden. La desilusión es notoria. El fould field de Guillermo Rigondeaux pone fin a su tan ilustre carrera deportiva. Entonces, pongámonos de pie y despidamos a la leyenda.