Considerada una de las selecciones más atractivas de Sudamérica, Colombia tuvo un sorteo propicio y debiera avanzar a los octavos de final por el grupo mundialista H, probablemente acompañada por Polonia.
Dirigidos por el experimentado José Pekerman, los cafeteros irán a su sexta Copa con una plantilla bastante equilibrada donde descuellan las posibilidades atacantes de Radamel Falcao, Carlos Bacca, Juan Guillermo Cuadrado y James Rodríguez.
En la cita precedente, la escuadra avanzó hasta la fase de cuartos con una actuación que catapultó al estrellato a Rodríguez, pero ahora el camino se vislumbra más difícil. ¿A qué le apostará esta vez el grupo? Según se vislumbró en sus últimas salidas, la variante podría ser el contragolpe.
Mientras, Polonia llevará la etiqueta de cabeza de grupo y sostendrá en lo más alto el estandarte de Robert Lewandowski, autor de 16 goles en 10 choques de las eliminatorias europeas.
Doce años hacía que los antaño poderosos polacos no ganaban el derecho de contender en el máximo escenario. Sin embargo, ahora lo consiguieron con absoluta autoridad bajo la égida de un Adam Nawalka que intentará multiplicar el rendimiento de su bloque defensivo.
“Considero que fue un buen sorteo”, ha dicho el técnico. “Estábamos preparados para el hecho de tener que jugar con las potencias mundiales, pero no fue así”.
A mi juicio, la tercera posición de este grupo debiera corresponder a Senegal, que llevaba cuatro ciclos añorando una oportunidad de revivir las emociones del Mundial 2002 (¿se acuerda usted de El Hadji Diouf?)
Dependientes otra vez de un gran despliegue físico, hoy los africanos tienen como bujía a Sadio Mané, del Liverpool, un talento en toda regla que llevaría la voz cantante en el presumible tridente de ataque.
“Hay que jugar sin complejos, con argumentos y mucha determinación para hacer historia en Rusia”, ha dicho su entrenador Aliou Cissé.
La llave se completa con Japón -vanguardista en su apartado eliminatorio del Asia-, el cual ha ido cambiando su filosofía hacia el fútbol de contraofensivas velocísimas predicado por Vahid Halilhodzic.
Hasta el momento la idea no ha sido bien asimilada por el público nipón, habituado a un juego definitivamente más vistoso. Pero, más por desgracia que por suerte, el resultado es lo que manda en el más universal de los deportes, y quién sabe si el tiempo se encargue de premiar con alguna sorpresa inesperada al DT bosnio.
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